top of page

Mother-hook

El plan era otro. Era construir de a dos, después de años de estar juntos e imaginarte.


Entonces…¿Cómo llegamos a esto? ¿cuándo nos convertimos en rivales? ¿tanto me equivoqué? ¿cambió? ¿cambié?


Pero el resultado se repite, sin importar la fórmula utilizada para traer un hijo al mundo:

TODAS somos mamás solteras en algún punto. A todas nos pasó, alguna vez cuando no podíamos más, que igual tuvimos que poder. Porque eso es ser mamá: una mamá “puede”, no importa cual sea la circunstancia.

Los viernes tienen un dejo amargo. Tras haber maternado, trabajado, limpiado, cocinado, sociabilizado y cumplido con todas las obligaciones, es turno de llevarte a la casa paterna por 24, 48 horas. Ahí todo es ocio y claramente te resultará mucho más copado que mi abanico de exigencias.


Crianza express no es criar ¿O si? Hay un mensaje ahí también. Ese “te recibo, te llevo con tus primos, te devuelvo”. Es el ejemplo de hacerse cargo mientras no implique desafíos o incomodidades.


Doble laburo para mí. Darte herramientas que te ayuden a discernir que si uno elige criar a un niño, elige hacerse cargo de todo el combo: presencia y dinero incluidos.


Yo, como mamá, no puedo renunciar a mi trabajo porque “estoy estresada”. No es una opción.


Pero él puede. Porque el paterna 24, 48 horas a la semana Sin cuota fija. Con aval para que te quedes a dormir de tus primos “porque vas contento”.


Asumo que también “te pondría contento” vivir a helado. Pero como sos un niño, parte de mi responsabilidad es poner límites, aunque eso me convierta ante tus ojos en “la mala”. Y no sé si lo que elijo enseñarte es “lo que está bien” Hago lo mejor que puedo. Así que: no comas helado todos los días, te va a doler la panza, de mínima. Y cuando vas con tu papá, es para compartir tiempo con él. No para que te lleven a dormir de tus primos. Eso es, más o menos, lo que me gustaría transmitirte.


No es una cuestión de género. Es una cuestión de valores, de humanidad, de empatía. Tengo la suerte de conocer muchos papás presentes, separados o no. Mi papá, sin ir más lejos, era mi ejemplo. Crecí creyendo que eso era la vida en una familia de papás separados. Me equivoqué. Ahora entiendo más lo realmente afortunada que fui. Vos querés ver a tu papá. Te aliento a que lo hagas porque no tener papá es una fiaca. Yo al mío lo extraño mil. Pero a vos y a mí nos tocaron otras cartas. Me duele demonizar a alguien a quien quise mucho. Porque en muchos momentos, es un buen papá... Su problema es conmigo (y consigo mismo, sin dudas), pero lo pagás vos. Vos y yo somos rehenes de la voluntad de neandertal de esta persona. Y del vacío legal, que me inunda de temor y desamparo.


Todas las semanas la queja, el reproche, la soberbia, el desaire. El silencio. El no llamado. hasta el día que “le toca”.. Injustamente nos bancamos los reclamos. Vos, por él. Y yo, por vos.


Mi única revancha será intentar criar un varón empático, humano, humilde, perspicaz, alerta, curioso. Un varón que se permita sentir y llorar. Una persona que pueda equivocarse y no enojarse con eso. Está bien equivocarse, ser desprolijo, barajar y dar de nuevo.


Sólo que nunca fue mi plan gastar energía en revanchas. La vida no es como uno la planea.


Hoy estoy agotada. Me da terror quedarme sin salud o sin laburo.


Como mamás, no podemos tener fiebre. No podemos enfermarnos, ni podemos ir a citas. No podemos vestirnos con polleras cortas, ni publicar fotos sensuales. Al menos, no sin un dejo de reprobación del entorno. Reprobación estigmatizadora, cobarde y cruel. Por arcaico que suene, en la práctica aparece siempre esa mirada condenatoria tanto de hombres como de mujeres, ajenos o conocidos. Humanidad brutal, a flor de piel.


Y todo lo que escribo es cliché. Somos de manual. Hasta que no haya una ley equitativa. ¿Sabes qué? no sé si la quiero. A veces prefiero asumir el total de responsabilidades y obligaciones de criarte. Me ahorraría muchos dolores de cabeza.


El mundo es injusto. Buscar justicia en la maternidad es casi un oxímoron.


Mañanas de frío para ir al cole. Volver corriendo de la oficina para buscarte,, porque te da miedo cuando tardo más de 15 minutos. Hacer los deberes. Saber el nombre de tus compañeros, compañeras, de sus mamás, papás, hermanos. Saber tu DNI, (tan básico como suena).Tu color preferido, qué no te gusta comer, a qué hora te acostas. Tu superhéroe favorito, que cambia cada semana.


Conozco tus tics, tus tocs. Sé cuando son lágrimas de cocodrilo y veo cuando realmente la pasas mal, aunque trates de ocultarlo porque sabes que me va a doler verte triste. Te veo feliz en lo simple y angustiado por los vestigios de realidad que se me escapan y te van salpicando la vida perfecta que quisiera pintarte.


Mi angustia se cuela en tus paisajes. Y me duele mucho. A veces no me lo perdono. Pienso que tengo que aprender a callarme y soportar, en silencio. Otros días, no quiero. Quiero que me veas por TODO lo que soy. Yo también soy humana, antes de ser mamá. Soy falible y permeable a la crítica. Tengo historia y mochila. A veces a mi también me duele la panza y tengo ganas de llorar. Algunos días yo también necesito que me digan que todo va a estar bien.


Lo único estático, eterno , seguro y firme es que soy la mamá que te tocó. Buscando siempre tu aval y tu abrazo.


Para vos soy la que abriga. Para él, soy la que ahoga.


Para vos soy la que todo lo da. Para él, la que todo lo pide.

Para vos soy quien siempre va a estar. Para él…también. Por eso se abusa: sabe que siempre voy a estar cuando vos me necesites.


Hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos y pase lo que pase, para los hijos siempre seremos “mami”.


Y para ellos, “la loca”.


No hay remate.

 

Autora: Muriel


Mi nombre es Muriel, tengo 37 años y vivo en Palermo, Argentina junto a mi hijo Leónidas, de 7 años. Soy administrativa y la escritura siempre surge cuando atravieso situaciones que me conmueven. Escribir me ordena y siento que es un proceso de purificación.


bottom of page