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Mi tiempo contiguo


Y ya sólo me quedaba su mustia mirada. Me amarraba como un suave dintel que va perforando con clavos oxidados los grandes vanos. Me pediste que no llorara, comentaste y volteaste a ver el cielo. Tomé mi mano con mi otra mano y le dije — ¿Cuántas veces has caído que te encuentras llena de polvo? — no fueron sino las mil veces que caí en vidrios. No lloré, pero sí dejé caer las flores de mi cabello. Sonará muy petulante de mi hermano el bravo decir que yo fui el amante del diablo.


Recoge los dientes de mi suela; yo te ayudo. La solemne luna se me quedó viendo por un momento y me murmulló que hoy era jueves. Volteé a mirar mi calendario y al parecer me mintió, era miércoles. Al poco rato sentí que tu mano volvía a descansar en mi hombro y que tu sonrisa se alejaba de tu rostro. Será que tus dientes buscaban agua y tu boca leña.


Fue sobre el púlpito que discerní mis últimas horas de vida. Noté y anoté sobre mi libro que no fui más que la mesa del estudiante vanidoso. Ya para estos días sólo queda beber algo de té verde, de sorber un par de nubes y de eructar unas cuantas tormentas.


¡Un baile! Claro, un baile será lo que necesito para terminar siendo una estrella. Pero ¿qué tipo de estrella quiero ser? Las hay grandes, las hay pequeñas, las hay fulgurantes y algunas difusas. Podría tomar un baño de polvo y responder si seré tu satélite. Ya no queda más opio para hablar sin aire para volar.


Aún puedo sentir tu pomposo olor, que me embadurna pasando por la sien y volando por mis ríos ventosos. Los corazones de ambos están hechos de mármol, a veces con la humedad se sienten fríos y son cómodos para dormir, otras veces son resbaladizos y tienden a dejar caer lo que sea.


Mentiría yo si te contase que ayer fui a la luna. Claro que sí, porque fui antier pero no ayer. Mi amigo Buzz Aldrin; un gran sujeto de cara cuadrada con pelo rizado y cáustica voz, su vehemencia casi nos deja caer por un agujero negro. Por suerte siempre llevo conmigo una sábana anti-vértigos que cubra el agujero.


Soñé y recuerdo que me pediste que tomara el timón de la nave para dar muchas vueltas, para poder crear un torbellino y dejar marcado un punto en el espacio de espagueti. Pero no será un punto color negro como la materia negra, o un punto color blanco como las estrellas, o un punto del color arcoíris, sino que será un punto color punto. Sobre el espacio de espagueti verás mi punto color punto.


Mi lóbulo frontal me advirtió que tomaste un poco de cerveza sin mí y sin mi pie izquierdo. Tu aliento huele a que no has pensado en nosotros. No puedo creer ni por un momento que tengo la razón, para ello primero pienso que no la tengo y al pasar cinco minutos pienso lo primero.


Ayer fui una pelota de billar. Fue raro rotar sobre el pasto y ser esférico, empecé siendo la número tres para después pasar a ser la número ocho y terminar por ser la bola blanca. Terminé con náuseas y moretones, pero al menos logré ser algo más que yo.


Si me hablas al oído espero que lo hagas en mis orejas de mamut. Si pones linderos entre nosotros, no importa; mi adiós será tosco y abundante en lágrimas de jade. Para que nosotros dos nos alejemos sería necesario un planeta de distancia. Aprecio los suspiros que tuvimos juntos: detrás de un mueble y por debajo de una puerta. Ya será en otro ocaso en el que nos despediremos con un abrazo.



 

Este poema forma parte de un poemario llamado “Mi amigo el cuervo”, que aún es

inédito.

Autor: Miguel Ángel Ruiz Díaz


Originario de Poza Rica de Hidalgo, Veracruz. Nacido el 22 de enero del 2002. Por la infancia viví en otra provincia, en la cual pasé la mayor parte de mi infancia, donde conocí muchos amigos y pasé horas de diversión. Mi formación artística ha empezado desde primaria, donde empecé a tomar clases de guitarra. A mediados de bachillerato incursioné en la cinematografía, dirigiendo mi primer cortometraje. Actualmente soy estudiante de la licenciatura de Filosofía en la Universidad Nacional de México, es en esta etapa donde inicié mi viaje por la literatura.


Facebook: Miguel Ruiz


Imagen de Leonardo Lamberta

Se puede ver su obra en @sol_planetario_amarillo y en @leolamberta

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