top of page

Le tengo miedo a los domingos

I Me encuentro recostada en mi cama, justo en el medio, piernas estiradas. Mi techo, completamente blanco y con un foco encendido colgando justo en el medio, se vuelve completamente negro. Y luego desaparece. O yo desaparezco, creo. No puedo girar la cabeza, mi vista está fija en aquel techo ya inexistente, y mis extremidades están atrapadas por este colchón de dos plazas que a veces imagino como un monstruo bastante grande que se come el tiempo y duerme mis músculos para que me quede abrazándole. Me golpea, entonces, como una oleada de agua fría hirviendo, una secuencia de imágenes que abandonan cualquier lógica discursiva de la cual agarrarse y se dedican a gritarme sin palabras. Mi estómago -si es que aún sigue ahí, aunque lo haya sentido consumirse por ácidos- se contrae al ritmo de las agujas del reloj. Y empiezo a temblar, por supuesto. Estoy exhausta y no me muevo hace horas. II Me gustaría ahora un café con un tabaco de vainilla, un libro de siesta y un abrazo. Si el tiempo no se hubiera desintegrado y yo no hubiera desaparecido. Creo que estoy ciega porque ya no veo nada más allá de mis manos y como dibujan en el aire emociones agobiantes. O capaz soy yo la agobiante así como la agobiada. Me gustaría ahora un miércoles a las tres de la tarde, con dieciocho grados y un mantel abajo de un árbol. Si el tiempo no se hubiera desintegrado y yo no hubiera desaparecido. III Me ahogo en los conceptos que creo sobre cualquier detalle en lo cotidiano, me limito a mí misma porque no sé actuar de otra forma, nunca supe. Hace algunos años -diez o nueve- escondí en una pared de mi pieza papeles doblados en cuatro con secretos escritos. La pared después la rompieron, de esa casa me mudé y no guardo con exactitud lo que decía cada uno. Amores de primaria, quizás yo enojada con mi hermano y mi mamá, alguna tontería más. Y un «le tengo miedo a los domingos».

 

Autora: Camila Biasotti

Mi nombre es Camila Biasotti, estudio Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba y vivo, por supuesto, en Córdoba, Argentina desde el ‘99 cuando nací acá. Desde noviembre del 2017 publico mis escritos en una cuenta de instagram, @archip1elago, y eso es todo lo que he hecho con ellos.

Por lo tanto, mis obras se encuentran en

bottom of page