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“TIC” - En cuento a eso…


Camino desde la estación hasta el laburo con Ale, un compañero de trabajo, muchas veces bajamos del tren al mismo tiempo y nos encontramos al pasar los molinetes. Es una suerte porque vengo escuchando la radio y de cruzármelo antes debería sacarme los auriculares y tener alguna charla aburrida sobre el clima o el mundial y la lista de seleccionados. A veces simulo no verlo subo a la bici y hago las cinco cuadras al laburo también en soledad -como los cuarenta minutos previos en el tren- pero cuando la evidencia de la presencia del otro es innegable e incareteable lo saludo (o él a mí) y charlamos. El lunes y martes de esta semana hicimos juntos esas cinco cuadras y el miércoles antes de apoyar la sube en el lector, ya entre risas, nos saludamos. La primer cuadra hablamos un poco del clima y de la selección pero era lo que habíamos hablado ya los días anteriores así que, de pronto, me contaba lo cansado que estaba y las ganas que tenía de que fuera jueves (el vienes era feriado) para estar en su casa, descansar y adelantar la serie de en la que se había atrasado porque todos los días llega cena y cae muerto. Pienso por un segundo: él quiere adelantar la semana, adelantar “su” vida, que pase más rápido, hasta el momento en el que puede desconectarse del trabajo, que NO es “su” vida pero ocupa 3/4 de su tiempo, no lo cuestiona y tanto descontento le genera… de golpe vuelvo a la charla en la que estábamos, está contándome de qué se trata la serie y cómo el protagonista no para de tener nuevas y más increíbles aventuras. Llegamos al laburo, saludamos al resto de los muchachos, entramos.

Esa noche antes de dar play a la serie, tan hábilmente recomendada, me acuerdo de Ale. Lo veo a dos mesas, tiene el tic de levantar la cabeza y… ¿qué es lo opuesto a “asentir”? o sea, levanta la vista, me mira y mordiéndose el labio inferior -como quejándose- “niega” con la cabeza, después suelta un suspiro largo y sigue negando. Ese pequeño tic solo me causaba gracia, siempre pensé: “no puede ser para tanto chabón… ¿tanto te jode estar acá?”, parece que sí, ahora lo sé.

Ale se levanta las cinco de la mañana, desayuna parado y sale a tomar el colectivo. Media hora después, a las seis -con suerte- baja en la estación y ahí una hora en tren hasta el laburo. Siete y media entramos, nueve horas de laburo, media de almuerzo, a las cinco salimos; caminamos juntos en algunos casos, a la estación. A las seis y pico Ale baja del tren, varias estaciones después de que bajo yo, toma el colectivo y a las siete llega a su casa. Merienda y se sienta a mirar la tele o a hacer cualquier cosa que lo deje dormitarse un poco en el sillón, prepara algo de cenar y se duerme hasta las cinco del día siguiente en el que posiblemente, su único modo de queja y rebelión ante la vida sea un suspiro y un “no veo la hora de que llegue el finde”, junto con otros comentarios sobre los jugadores que no van al mundial y que deberían ir, más alguna queja razonable sobre los días seguidos de lluvia.

Play -- “omitir intro” y me duermo antes de los primeros diez minutos del primer capítulo.

 

Autor: Nahuel Nuñez

Soy Nahuel Nuñez joyero y estudiante de joyería contemporánea eso es a lo que me dedico desde que salí de la escuela de bellas artes hace varios años, pero lo que hago desde siempre es escribir, hace un tiempo empecé a publicar las cosas que escribo, primero en el wordpress y después a editarlas como fanzines, bastante caseros y así voy entrando en este mundo, leyendo textos de otrxs escritorxs independientes y compartiendo los míos.

Vi su revista en una feria en el Desparrame, me pareció interesante, despues vi esta convocatoria en facebook y acá les comparto este cuento llamado "Tic" es de una serie de cuentos llamados "En cuento a eso..."relatan diferentes realidades que cotidianamente soslayamos para poder vivir en esta felicidad superficial.

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