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La derrota del olvido


Que olvidemos las siluetas eróticas de la patria,

Sus caricias de sangre y de zambas

Y de regionales mesas compartidas.

Que olvidemos los anhelos de vereda,

Los cantos del alma y el alma.

Que olvidemos los saludos

De calientes manos apretadas

Y la palabra (¡Macanudo!) como compromiso,

Dada.

Que olvidemos los hitos cariñosos y populares,

Que olvidemos la hermandad,

En conocidos ademanes.

El agua y la seca rápida no se niegan. ¡Compañeros!

Que olvidemos, quieren, que nos separan,

Y que olvidemos, indolentes, el olvido.

Los sonidos de mi niño al oído

Me dicen que es irrenunciable

La fábula infantil alada

Y la defensa

De la última trinchera de la vida obstinada.

Contra ella se estrellará hasta mi muerte

La maquinaria insolente del olvido.

 

Autor: Diego Domínguez

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