Un rayo me ilumina Hollywood
Estoy escuchando a Frankie Goes to Hollywood
(Frankie Camino de Hollywood)
Y yo quiero llegar a su cima.
Hombres y mujeres llegan aquí
Para construir su estelar vida
Y lo quieren ya, como un rey moro
Imitando a sus viejas estrellas
Que, con sueños de devocionario
Quieren conseguir la fama lo más pronto posible.
Ellos y Ellas recordándonos
Aquella sentencia de “POESIA peregrina”
Que dice: “No existe la belleza exquisita…
Sin rarezas en su proporción”.
Hay muchas razones de arrebato
Para hacer el Amor con Hollywood.
Las evidencias son Muchas:
Unos follan en la mañana, otros en el día
Otros en la noche
Mientras a las y los jóvenes
Que quieren llegar a ser estrellas
Se les enseña a follar sin querer aprenderlo.
Las estrellas hablan a través de estambres
Escuchan a través de los pétalos de una margarita
Se lavan después del trabajo
Cenan, toman una cerveza
Y se van a la cama
Revolviéndose corriendo
Corriendo por alcanzar la fama.
Sus luces son muy claras y delicadas
Como las de un rayo
Amaneciendo primavera en el espejo de la noche.
Los y las aspirantes a estrellas son un primor por dentro
Cumpliendo el papel de talismán
Frente al peligro
Que quiere pasarles por la piedra
Conociendo que el cadáver exquisito del celuloide
Bebe el vino nuevo
Un vino nuevo brindado con Marilyn Monroe y John Wayne.
Mas el ritual de la fama el pago les dará.
Es pura vanidad
La que se pasea por las calles de Hollywood
Que nos hace seña y nos llama.
Ellas, en sábado, se sienten estrellas
Y, en domingo, después del casting, nacen putas.
Ellos se ponen a los pies del jefe de la mafia
Poniéndose la guirnalda que les regalan
De “hijo de puta”
Siendo sus expectativas de alcanzar el estrellato
Bastante remotas.
Películas y teatrillos:
Siempre apareciendo como actores de primera
Entre la diversidad del espécimen humano
Como maricones o putas
Hasta alcanzar el clímax o la mortaja.
En un campo de aviación parió la yegua
Espumajeando
Que fue montada por el Capataz
Como un Pontífice
Bajo la cámara que mide el pensamiento
Comerciando de ellos y su cuerpo.
Las viejas estrellas están, también, aquí:
Nos quieren dar, castizas, un dinero por su no castidad.
Ellas construyeron sus casas con adobes del Oeste.
Blancos, negros hippies, ¡madre mía¡
Como locos secundarios
Con colorete rojo de tocador
Juegan con pájaros nativos e insectos
Que, a su vez, juegan con carne de sus entrañas
Y que quieren vender su sangre.
Hollywood es lo que ves
Y lo que no ves.
Es lo que uno ve por dentro
Y lo que ve desde fuera.
Todo aquí es real y es falso a la vez
O parcialmente real
Y parcialmente falso.
Hollywood es como una trenza de espadaña
Forrada de pellejo
Que se pone en las colleras.
Una madre quiere vender su honor
Y el honor de su hija por un caballero de cine
Y ¡director¡ nada menos.
Yo he visto pasear por sus calles a chaperos
Que nos guiñan un ojo.
Ahora, cierro los ojos, y solos les dejamos.
Adiós, mujeres y hombres, y viceversa
Que os vaya bonito en Hollywood
Donde el bonito es atún a cuatrocientos euros.
Esto es América, ¡estúpidos¡
Autor: Daniel de Culla