Pobladora
“Yo he tenido siempre los orígenes”
(Miguel Hernández)
“Tierra mía,
sé que me estás llamando
donde nada es más cruel que tu propia belleza”
(Enrique Molina)
He poblado lo siniestro de las despoblaciones,
entre la ponzoñosa agua de lo que crece en tierra de piedra y coirón, y la libertad con que los brujos se vuelven remolino por las tardes.
He poblado la paradojal mixtura de las despoblaciones,
entre personajes espantapájaros, fotografías de la historia en madera y cartón, el juego con los que no podían jugar, y el olor a las abnegaciones hijas de todo lo que hizo falta.
He poblado lo desgraciado de las despoblaciones,
su estar implantado a los pies de las montañas, en el abandono encaprichado de hombres de extraviada huella.
He poblado la mentira de la despoblación,
lo en apariencia deshabitado se puebla con cada exhalación que la sangre comanda.
Verá las razones de por qué usted no se me hermana,
porque por estos lares que son su cuna y su casa, yo voy con la carne poblada de crudezas y hazañas que se tejen con la lengua silvestre que aquí ya no se habla;
voy por estos laberintos que son su omnipotencia y su gracia, con la memoria agujereada por imágenes ariscas
ya ve por qué usted no se me hermana, porque yo he nacido en la crudeza de cierto hueco, sin adorno ni cemento. Porque la noche fue para mí azul con lo blanco cayendo, porque septiembre era de color lila, y perfume de niña mezclado con lo sobrio de las velas en rezo o cementerios.
Si no se me hermana es porque llevo la memoria cargada de paisajes que a usted se le escapan. Porque a mí su avidez se me escurre, porque sus pretensiones me son sin hueso, sin sabor a ningún suelo; y a mí me enciende la gente de la maleza, la que crece sin reparos y a la que una gota o un aleteo puede envolverla y hacerla nacer de nuevo.
He poblado lo decapitado,
lo anarco de las costumbres que se hacen solas,
y la niñez, la niñez desbordante.
Si usted no se me hermana es porque nuestros brazos no hacen la ronda de las pasiones que cobijen los sueños por contar y los presagios que se avecinan, porque no hacen la ronda que nos trence en canto, y aún en nuestras rabias e instintos homicidas.
He despoblado y poblado, en el continuo ir hacia cosas suculentas,
hacia la nocturnidad que emparienta con la ebriedad de los andariegos,
hacia el destino de crear un mundo,
hacia el dolor vivido con desenfreno…
He poblado tu despoblado conocimiento de la raíz y el fuego.
Si usted no se me hermana es porque no me ha dicho aún con qué cosas usted hace pueblo.
Autora: Nazarena Luz Jaramillo
Nazarena Luz Jaramillo nacida en Octubre de 1992 en El Maitén, un pueblo cordillerano de la Provincia del Chubut, hace cinco años reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En el intento de habitar espacios de suspensiones, en 2015 produjo de manera independiente y auto-gestiva su primer libro de poesía y prosa poética titulado Grietas. Hoy en día continúa explorando el terreno de lo poético intentando la poesía desde y de los márgenes, apelando a una sensibilidad visceral y comprometida con lo que se cuenta en las periferias; trabajando en la materialización de un nuevo libro para el próximo año, y en la concreción de intempestivas metamorfosis cotidianas.
Contacto:
nazarenaluzjaramillo@hotmail.com
Facebook: Nazarena Luz Jaramillo
Foto de Gabriel Piñeiro