Porno-Ñoña:Antropología, erotismo y presión social (Adelanto para degustación)
Siendo felices con una chanchita.
A los 5 años mi viejo me regaló un cd que decía “Compilados Pibes Chorros y Damas Gratis” que compramos en el Supershop del pueblo. Era reyes. Nunca existieron esas boludeces de fiestas y regalos considerados de nena entre nosotros. Era ese o un cd de Piñón fijo. Justo a mí, que me encantaba bailar, hacerme la linda, e invitar a mis amigas a escuchar música y a romper mis muñecas. Ya más de grandes era nuestro lugar feliz. Ellas todavía lo recuerdan, y me recuerdan así: la casa de Mari era en donde escuchábamos Nestor en Bloque. ¿Qué tendríamos, 10 años? Y si. Era el único lugar donde podríamos ser nosotras, jugar y comer galletitas sin que pensaran que éramos agrandadas. Yo lo era para la sociedad y para la época pero a mí y a mi vieja nos chupaba un huevo. Caía a los cumpleaños con leggins de flores y bailaba el meneaito a los nenes más grandes. Hice mi cumpleaños de 11 en un boliche donde días después violaron a una piba. Los padres espantados porque yo no me vestía de rosa, y era la agrandada del grupito. Sus hijas en mi casa del pueblo, hasta los 18, intentando darle rienda suelta a su sexualidad sin ser juzgadas. La presión del deber ser en el pueblo asfixia. A las mujeres nos asfixia.
La Putita Adelantada
Tengo un cuerpo ardido, dudoso de lo que deseo. Miro por la ventana, salgo al patio de mi casa de la infancia, esa de pastos largos y olor a humedad. Es sábado, soy una pibita que solo quiere saber qué le gusta, qué quiere, qué le pide su cuerpo. Lastima. Vivo en este pueblo de siestas vacías, de chismes y presiones sobre mí, y sobre lo que mi cuerpo desea. En la escuela soy la putita adelantada, la que cuenta sus sentires gozosos y primerizos de fin de semana en las primeras tres horas de biología en un colegio católico. Lastima. Mis compañeras rubias y pulcras escuchan espantadas. Recién se cambian de un colegio bilingüe donde lo único que importaba era pertenecer. Saco dieces en mis pruebas de reproducción sin estudiar. Lástima, esas cosas no se preguntan. Mis amigas me abrazan, abrazan mi deseo y me aceptan como soy. Quizás el pueblo tiene razón y solo soy una putita adelantada.
El chabón de los jeans
Cosquillas en mi panza, humedad, un osito de peluche que toca mi clítoris mientras gozo. ¿Qué es lo que estoy haciendo que me gusta tanto?, seguro nadie de mis amigas lo hace. Qué lindo, que húmedo, qué pudor. Cosquillas en mi panza cuando pienso en ese chabon que trae los jeans para que mi vieja le cosa los bolsillos a un jean levis de los 90. Yo en mi cuarto, con un osito de peluche, mientras siento un calor que solo puedo darme sola.
¿Qué es lo que estoy haciendo que me gusta tanto? Ahora soy más grande, y lo hago cada vez que vuelvo de verme con un pibe, esos que para esa edad, me tocaban el culo y me decían que no podían estar conmigo por puta. Cuando ni siquiera había tenido mi primera vez. Dejen. Lo que quiero, puedo dármelo sola.
Esto que estás leyendo es un adelanto de la Plaquette Porno-Ñoña:Antropología, erotismo y presión social publicada recientemente por Ediciones Frenéticxs Danzantes.
Autora Marianela Sacchi (Ella)
La presión social me hizo ser quién soy. Una putita adelantada salida de una escuela de monjas de un pueblo tradicional. Migré del pueblo a la capital para estudiar en la UBA. Mis amigas me dicen la AntropoTrola. Tomé las herramientas del feminismo, la antropología y el posporno para entender mi sexualidad y liberarme de la presión social del deber ser. En el ámbito profesional, soy profesora de Ciencias Antropológicas y estoy terminando las últimas materias de la licenciatura. También soy capacitadora en Educación Sexual Integral para profesores en el Ministerio de Cultura y Educación. Escribo artículos y notas con perspectiva de género relacionados al trabajo sexual, feminismos, comunidad LGTBIQA+, entre otros. Militante transfeminista del erotismo y la Educación Sexual Integral, pero por sobre todo, militante de la libertad sexual y del goce.
Instagram @Marianelasacchi
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