Las camas
Todos nosotros
Solemos asociar a la cama
Con dormir
Pero últimamente pienso en las fun-cio-na-li-da-des de la cama
Digo,
Descansar el cuerpo
Relajar tensiones
Meditar
Estudiar
Mirar una serie
Leer un libro
Pensar en lo que te duele
Llorar
Limpiarse las lágrimas como acto seguido
Pero hay una –función- en particular que me resuena:
El mero acto de soñar
Las personas soñamos
Soñamos despiertos y dormidos
Y creo que ambas ocurren en la cama
Soy una persona que disfruta dormir
Soy capaz de resignar todo por cerrar los ojos cinco minutos más
Y si fuese por mí
Las alarmas las postergaría durante dos horas seguidas
Priorizando el abrazo con la almohada por sobre todo lo demás
Pero lo que más disfruto
Es el momento previo a dormir
El momento previo a caer en lo que mi cabeza ya no puede controlar
El momento en donde elijo crear los escenarios
Esos escenarios utópicos que tejemos todas las noches
Esos escenarios que disfrutas imaginar
Aunque luego esa ilusión se termine
Y se rompa a pedazos
Cuando te levantas al otro día
Para ir a trabajar
Vos dormiste en mi cama.
Dormiste conmigo
Dormimos abrazados
Aunque yo te diera la espalda
(Porque de frente no podía)
Dormimos cuatro horas como máximo
Cuando yo solía dormir doce como mínimo
Dormimos juntos
Aunque compartir mi espacio se me hiciera tarea complicada
En esos días
Mi cama adoraba tu perfume
En esos días
La almohada alcanzaba a medias
Y aun así se la cedíamos al otro
Y no dormiste sólo una vez en mis sábanas
Porque ya sabíamos de qué lado dormía cada uno
Vos del lado de la pared, claro
Y para mí era mejor
Porque así se te haría más difícil
Huir de mi cama
Cuando creo esos escenarios en mi cabeza
Muchas veces te encuentro a vos
A vos durmiendo conmigo
Porque dormí con muchas personas
Sintiendo inercia
Sintiendo piel escaza
Dormí con otra gente en mi cama
Y mis sábanas se sintieron sucias
Y me sentí sucia
Sentía que el colchón no se merecía eso
Y entonces antes de dormir sueño despierta
con encontrar tu cuerpo junto al mío
Acariciando mi pelo de la manera más delicada posible
Pero la alarma suena asustándome
Y entonces me despierto completamente asfixiada
Miro hacia la izquierda
Y estás en mi cabeza
Pero no en mi cama.
Y me recrimino
Porque aunque disfrutase dormir
Aunque yacer para mí fuese motor necesario para el resto del día
No lograba cerrar los ojos
No lograba dormirme
Porque estabas ahí
Y no podía entender
Como podía darme el lujo
De desperdiciar segundos
Minutos
Tiempo
Y no poder hablar con vos
No poder ver tu sonrisa
No poder escuchar tu voz riéndote
No poder hacerte cosquillas
Sólo por dormir
Y yo no te despertaba
Porque aun así
Verte en ese estado de inconsciencia
Era apreciarte
Era valorarte
Era romper con mi deseo irracional
Egoísta
Y totalmente sin sentido
Con tal de dejarte hacer algo tan simple
Como dormir
Resignar mi sueño por tu presencia
Fue un error
Un error y falta de autocompasión
Y ahora que no estás
Y ahora que mi cuarto no tiene tu olor
Ni el roce de tu piel
Sólo queda soñarte
Porque es la única forma
De volver a verte
Todo envuelto en la anarquía de querernos
Y cuidarnos
Ahí
En mi cama.
Autora: Rocío Yamel Butman
Tengo 21 años, soy mujer y un intento de poetisa de la Provincia de Buenos Aires. Además, estoy en el segundo año de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Universidad Nacional de La Matanza.
Escribo desde los 16 años, para ser específica: desde que se volvió necesidad. Hoy en día, considero a la escritura como una extensión más de mi cuerpo. Me nombro dentro de la poesía, aunque muchos de mis escritos se puedan llegar a considerar más como simples reflexiones que no se encasillan en un género literario en particular. Escribir me ayudó en momentos decisivos, críticos y catárticos. Logré resolver muchos de mis problemas con sólo impregnar oraciones en un papel. Me gusta anotar ideas o frases sueltas en servilletas, y quizás es porque hoy, después de mucho tiempo, intento ver a la poesía un poco más como un juego y no tanto como reflejo de agonía.
Imagen de Léonor Fini
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