El silencio de la noche
Me despertó un sonido
yo lo conocía bien
el ritmo de la vida
del calor que fluye
de mi alimento.
Interrumpí mi descanso
desde mi féretro
para detener ese sonido
excitante y delicioso.
Atravesé la distancia
corrí entre tumbas, pasé panteones
con estatuas de ángeles
y vírgenes de colores.
Con un hacha destroce
la puerta que nos separaba
allí te encontré
debajo del ataúd
un pálido rostro
unos ojos confundidos
el corazón te palpitaba
parecía desbordar de tu vestido
blanco de satén
y sin pensar
desgarré tu carne
para encontrarme con lo tibio
lo rojo, lo vivo
de tu sangre
y bebí, bebí lo que hace años
no bebía
me alimente de vos
y te alimenté con lo mío.
Autora Catalina Requejo
Tengo 22 años, soy de capital, escribo lo que siento hace mucho pero lo trabajo, lo reescribo y lo muestro, hace 5 años.
Imagen tomada de acá
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