
I
No sé cómo pronunciar la sed que me ahoga
sin humedecer mis labios,
sin quedar como mentiroso.
conozco perfectamente la carne que me conforma:
es un mar que se drena por mis ojos
y salpica de su saliva
la sangre que yace tendida en el suelo.
II
La sangre es un abecedario que deletrea mi negación.
Mientras muevo la cabeza para rechazar la palabra
es la carne quien áspera se corroe
a falta de una lengua que articule su rostro
sobran manos que palpen su nombre.
III
Traigo las manos adoloridas
Llenas de sueño
suplicando casi a gritos
la leve espesura de la noche.
Es entonces cuando todo se pone borroso,
cuando las abejas crean enjambres en mis pupilas
y retrocedo cientos de años hasta una infancia de otros.
Hasta reconocerme en la cara de los que han muerto
en circunstancias aterradoramente similares.
Es entonces cuando las palmas son témpanos
que recorren sin miedo
esta agua turbia que se me gesta en los labios,
esta sinceridad tan inoportuna
que hace brotar cadáveres de entre mis dientes.
Perdonen el mal gesto de mis manos
desde ellas nace todo este sinsentido
este mal entendido que nos extiende hacia los espejos
y nos muestran las figuras eternas de nuestras sonrisas.
Sólo traigo las manos adoloridas.
Creo que exageré con alguna descripción
sólo fue otra noche
que se me evapora con los años.
Autor: Javier Fuentes Vargas (Santa Ana, El Salvador 07 de diciembre del 2000)
Estudiante de la licenciatura en Antropología Sociocultural en la Universidad de El Salvador.
Su poesía ha sido publicada en la revista digital “Primera Página” (México, 2019) y revista “El Camaleón” (Guatemala, 2020). Mención de honor en el festival internacional: “Premio a la palabra. Argentina 2019” por su poema “Duele Igual”. Ha publicado: La muerte llegará (El Salvador, Artesanos & Editores 2019).
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