top of page

Y su culo olía a flores


Cintia decía que su ombligo era un “tambor de hojalata”

como el del poeta no el que vomitaba “conejitos blancos”

sino el otro

aunque su delgado y fino culo olía a muchas muchas

muchas flores demasiadas

pero para que un culo logre el elixir

debe ser “amigos mios” un hermoso cuuuulo del futuro síííííiííií

de esos que pasan por la tele

y se escucha en las esquinas hablar de él y de sus aromas

y resbaladizos festines pero digo

esta mujer hacía crucigramas en inglés

con enredadas malas palabras

que salían de un lugar que no es la mente

Yo le decía -no finjas que no te gusta-

mientras derrapaba en su misterioso y delgado animal

aquella tarde plomiza del 63

Ella me la sostenía como si alacranes azules y sin púa

vinieran al festín aunque realmente lo que ella quería

es ser la amante de la amante

de la madrasta de Doyle su examante anciano

preparador de perfumes antiguos

y aunque no parecía venir de otro tiempo

él bebía brebajes de sangres de león

enjaulados y capados al nacer

En aquellos días siempre venían los vecinos a mirar

olfateando el hermoso manzano doble de Cintia

y ellos se mostraban felices muy muy felices

comparando los otros culos de la aldea y midiéndoselos sin parar

Mientras eso sucedía un día extraño un tipo extraño

de esos venidos de los barcos con barriles de vino perfumados

dijo sobre el asunto en cuestión:

“Yo creo que follarse un buen culo está muy bien

pero ostia

no conocéis

la delicia de follarse una mente

completa

con todo

y duraznos cooooooñññoooo”

Salió entonces el padre de la Cintia ante el escándalo y dijo

También sobre ese asunto en cuestión:

-No necesito esa basura

del abogado español de mis 34 ex esposas

muertas en la azotea

a medianoche del 63

cuando el culo de Cintia

fue a pasearse por allá atrás

con el que se parece a Martín hache

el argentino-

Cintia tenía 22 y siempre una fiebre de esa

que dan ciertos hongos y las caléndulas le mantenían con vida

al hacer rechinar faldas por entre los árboles

justo al amanecer de un día plomizo

Años después no se supo más de su culo ni de Cintia tampoco

Sólo se olfateaba cuando se hacía plomiza la tarde

ese único olor a todas las flores de todos los bosques y jardines

que jamás de los jamases llegó un culo

a lograr hacer desmayar a aldea alguna y sin lanzar pedos de jazmín

y melocotones rojos y gladiolas y todo lo que oliera a lo que olía

su lindo animal.

 

Autor: Ender Rodríguez (San Cristóbal - Venezuela. 1972)

Escritor y artista multidisciplinario. Licdo en Educación Integral.

Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca cuentos grotescos (AMAZON, 2017) y Creactivo II (AMAZON, 2017) entre otros publicados en internet, y en físico como coautor. http://enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com/

bottom of page