El Submundo
La noche llega oscura al horizonte luces templada limitan la visión seres salen como sombras moviéndose en la ciudad convertida en submundo para la diversidad de protagonistas dueños de la noche establecer reglas pactadas es una prioridad ya las hierbas y el polvo están distribuidos por los zánganos nocturnos que recorren las calles para la venta ilícita todo un comercio de destrucción pobre de aquel que no pague la vida está sentenciada a muerte como ese individuo todavía con la resaca inyectada o fumada camina desprevenido y el sonido de un hierro lo alerta un escalofrío pasa por su cuerpo vivo todavía segundos transcurren la detonación ocurre el cuerpo cae al asfalto enrojecido por el sujeto muerto que no pagó con dinero pero si con su vida que valía lo mismo.
Del otro lado de la ciudad un subordinado es llevado a la fuerza robar a los dueños de la noche se paga con la vida es la ley de la noche que todos desafían creyéndose intocables al submundo que los vigila para que cumplan lo acordado -¡Ay en que lío se metió!- El subordinado que súplica implorando perdón al que lo capturó solo tiene segundos eterno escuchando ¡Danos nuestro dinero es lo único que queremos! El subordinado sentenciado en su miedo responde ¡Esperen pronto lo tendré en mis manos y les pagaré lo pautado! Palabras anunciante de la muerte que pronto verá en segundos crueles para el desahuciado lloroso esperando compasión que no llega por qué el dinero es lo único apetecido por los zánganos que se enfurecen juzgándolo sin piedad sacando los hierros detonándolos en demencia bajo ráfagas de luces acribillan al hombre que pagó su robo con su vida es la ley del submundo que te da el cielo para luego mandarte al infierno.
La noche también trae el ruido de pisadas taconeras por calles comerciales en esquinas opacas donde establecimientos tentadores invitan al pecado de los cuerpos comerciados de seres que esconde la diversidad sexual con el ropaje transformador del género para el visitante que busca elegir entre novedad exóticas; el no distinguir el sexo lo hará víctima de sus deseos carnales que se inicia con una charla persuasiva aprobando el coqueteo la astucia consigue el trabajo preparando la transacción, no puede faltar lo ilícito es necesario para poder digerir la perversidad sometida de sus vidas nocturnas codiciosas de errores y ya listo el comercio dos transitan al recinto donde sus cuerpos indignos por la lujuria del acto sin amor es sacrificado para su satisfacción casual que no hubo problema esta vez -¡Qué suerte para la afortunada!- en cambio en otra habitación una abusada llora desahogando su pesar en su cuerpo huellas purpuras relatan lo vivido tras la violencia habitual que trajo lo buscado un dinero pecador de sobrevivencia -¡Qué vida ácida la de ella!- y la noche continúa para otras comerciantes que no corrieron con suerte la brutalidad violenta inconsciente las dejó, él huyó sin pagar y con otras pagas perdiendo la noche esta vez no habrá dinero para la casa donde criaturas en sus inocentes sueños necesitan del trabajo nocturno de cuerpos comerciantes del submundo que es una lotería que nadie desea ganar.
Pasa el tiempo la noche se torna negra por calles urbanas sombras saltan murales ultrajando todo a su paso nada se los impide el guardia dormido o amarrado está, sí es por la autoridad su ausencia es normal mientras habitantes duerme sin sospechar que son llevados sus objetos dentro de su hogar esas sombras viven del trabajo honesto de los demás y por sus mentes pasan el resentimiento justificando la actividad delictiva, no lejos de allí ocurre lo mismo pero esta vez el ruido despierta a los durmientes quienes buscan el hierro para defenderse la confrontación es inevitable el hierro en la mano es disparado un ser cae muerto en el patio, y la vida ya no está se acabó de un plumazo, el compañero no oscilo sé fugó manteniendo su respirar un tiempo más al submundo que ganó otra vida sin presionar. La diversión en la noche del submundo es usual variedad de parajes exclusivos para el baile están repletos de juventud sin experiencias estos despistados sin límites experimentan lo encontrado en bebidas espirituosas e incluso lo blanco ilícito es consumado sin parar volando se encuentran dejándose llevar por la adrenalina que posee frecuentar los secretos prohibidos de la noche infinitas al ritmo del submundo complaciente de arlequines impregnados de humo sudando hormonas en la pista alucinantes de acción que invita al intervalo para ausentarse acompañado de quienes activan lo viril a los sujetos que se despiden con la finalidad de tener sexo fácil sin pagar con bailantes sin tabúes que avanzan al encuentro sin protección dando paso a la pasión cometiendo lo inmoral complaciendo el antojo carnal que sin sospechar un joven se infectó de una enfermedad mortal -¡Pobre del joven!- Su locura lo matará porque no existe cura para la enfermedad es otro condenado por el submundo que ríe tras las almas que les han facilitado sin dificultad la que solo tendrá que esperar un tiempo más y para los seres nocturnos adoradores del baile eufóricos ven entrar lo inesperado detonadores de hierros generan lluvia de balas persiguiendo los cuerpos desplomados por rincones nebulosos terminando así las vidas prematuras que el submundo tomó sin dudar al ritmo del baile.
La noche ya casi concluye las sombras caminan de regreso casando por la faena nocturna de sus vidas eclipsadas condenadas al submundo con sus leyes putrefactas propio del ilícito comercial este que solo existe para idolatrar el dinero que ha de ganar con el estilo de una ciudad que por el día discreta y de noche es otra inmoral al descubierto por esos visitantes curiosos de vivirla cayendo en su seducción ante la adicción prieta del submundo acreedor del disfrute nocturno.
Autora: Willeddie M Rojas