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Punta del agua

No hay nada más obsesionante para ti hombre que eso que ha convenido en llamar el paraíso. No tanto porque lo imagine hermoso e interminable. Aunque se persista en decir lo contrario, nadie piensa que pueda existir algo que supere a la tierra, aun en la precariedad del tránsito

Armonía Somers

I

Sólo los caballos

caminan

por la calle

en punta del agua,

cerca del mediodía.

Un milico viejo

requisa

al único ser vivo

que había

en la plaza

y sale en bicicleta.

-Acá también

el país crece-.

Los vecinos

toman mates

en la vereda

o dentro

de sus casas.

Ventanas

puertas abiertas

detrás

de los alambrados

de las tranqueras;

son parcos

de palabras

saludan

con las manos

con la cara

como si fuéramos

viejos amigos

que volvemos

al pueblo.

Los paisanitos

pavonean

sus boinas chatas

facones en

los cinturones

pura danza

de apareamiento

destrezas criollas

saltando

la cuneta

para lavarse

las manos

y sentarse

en un palenque

a tomar

fernet preparado.

Uno mira

mis pantaloncillos

amarillos.

Se pone colorado

cuando lo miro

a los ojos.

Me causa gracia,

son puro vigor,

parece.

Lo ignoro:

hemos perdido algo

salvaje,

más primitivo.

No me erotizan

la mente.

II

Ningún cerro

es igual al otro.

En cada cerro

un riacho

un arroyo

arroyito

-ninguno

tiene nombre-

se bifurca

se ramifica,

tiene algo

de serpiente.

Todo lo que toca

el agua

es hermoso,

verde y hermoso,

todo lo que

el agua roza;

rosadas las lamas

dinoflageladas

verde humedal

el berro verde

el burro poleo

el trébol

las cortaderas

las raíces

de los arboles

se aferran

a la orilla

las cortezas

que caen

de los árboles

los árboles talados

la menta

la osamenta

de un piche

el olor a chiñe

la bosta

de caballo

el pájaro bobo.

Los sauces

lloran

sobre el arroyo.

El arrullo

del agua,

me hago sauce

un poco;

un poquito lloro.

El agua es mansa

en el remanso,

arremolinada

en las cascadas

y en los coditos.

Los cangrejos

caminan al revés

desovan

y mueren.

Los cangrejos muertos

-cangrejos

azules y anaranjados-

los pejecitos,

los bagres

que se comen

a los cangrejos.

Los retortuños

amarillos

espiralados

aleteo –danza- zumbido

las libélulas

los abejorros

los colibríes

la carqueja

la verbena

los cardos

cactus

las abejas;

la polinización

la manzanilla

los manzanillones

las mariposas

la lengua

de las mariposas

el coirón

la libélula - madre de agua.

La vida crece

en manchas redondeadas,

verdes y hermosas.

Sólo la piedra

quiere ser siempre

piedra

y se cubre

de musgo,

quieta.

III

Todas las casas

están ocupadas

por alguien del pueblo.

Todos toman mates

en sus casas

-todas de puertas

ventanas abiertas-.

Todos los habitantes

se conocen

los apellidos.

Todas las casas

son bajas

-en todas hay:

un horno

de barro

una ermita

un caballo

un perro-.

Todas

tienen un jardín

con rosales

y lavanda.

Todas

las entradas

tienen una tranquera.

Todas las veredas

están alambradas,

son de pasto.

Por todas las hijuelas

corre agua siempre.

Las calles

laterales

son pocas

todas iguales,

una sola

avenida principal;

donde topa

-en el cerro

más alto-

la virgen de Lourdes

(patrona

de los enfermos)

los ve a todos

y todos

la ven a ella.

 

El poemario (tríptico) se llama Punta del agua. Es inédito, si circuló en una plaqueta artesal tipeada a mano ( tracción a sangre) en una máquina de escribir Olivetti (10 ejemplares).

Autora: Sabrina Barrego

Nació en Luján, Buenos Aires en 1987 y en la actualidad reside en la ciudad de Mendoza. Algunos de sus textos fueron publicados en revistas digitales y blogs (Panero, Emma Gunst, Opcit, Tercera vía: voces violetas, de México) y en la revista impresa El viajero indeciso de Ediciones Culturales de Mendoza. En 2016 editó su poemario Trinchera con Mar adentro, de Mza que ganó una mención del concurso Vendimia (Mza) y será reeditado por Ediciones culturales. Participó del festival internacional de poesía en Mendoza y de Vapoesía. En 2018 fue poeta invitada en el festival de APOA, la juntada. Antologada en Puentes poéticos por Susana Szwarc junto a poetas mujeres de Argentina y España. Este año Grito Manso (Mza) editará su poemario Corral de piedra. Es editora y escritora en la revista La intemperie (Mza)y del fanzine El día de la vieja junto a la artista visual Inti Pujol. Forma parte de DUGA proyecto de experimentación sonora textual y visual, junto a Pablo Grasso, con quien también son editores en La fanzinera del sur.

Participa de colectivos de artistas mujeres y fanzineras autónomas en Mza y de la varieté de la bicha. Facilita un taller de lectura de genealogías de mujeres (Botánicas textuales).

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