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Para toda la vida


Siempre había pensado que hacerse un tatuaje era pensar mucho en algo que fuera para toda la vida. Por eso de que los amores se acaban, los dibujos se pierden en la bruma de lo repetido y cotidiano, los dragones chinos se apagan de todo fuego, y hasta, en ocasiones, los hijos se vuelven ingratos y borrosos.

Ahora finalmente estaba sentado bajo la lámpara de aquella cueva que tantas tardes había visto al caminar por esa calle. Mirando fijamente la concentración del tatuador, ladeando la vista, de vez en vez, al trabajo que iba creciendo en la piel cautiva. Afuera, los ruidos que lo solían acompañar hasta la parada, seguían solos los mismos recorridos de rutina. El sol se iba, y, casi de forma mágica, sentía que una luz brillante y reveladora le nacía en la porción de cuerpo que había elegido para las agujas.

¡Agujas! Cada vez que pensaba en ellas recordaba la heroína. Regresaba a la heroína.. Tenía mucho miedo de volver a templar las venas, de aquel reflejo suyo, como ruinas de un pasado de guerra, en la sopera más profunda y plateada. Cuando un poeta hablaba de una luna plateada, él regresaba a la heroína.

La noche pacientemente llegada era el arte meticulosamente concluido. El silencio consumado en derredor era la imagen plasmada. La persiana de la cueva besando el suelo sucio, era su tatuaje listo para ofrendarlo al mundo. Y así lo haría, una y otra vez, hasta sus últimos días.

Algo para toda la vida, murmuró ya en el lóbrego semblante de su pieza suburbana. Sacó las agujas del cajón, la sopera de la mesada, la savia de la muerte empezó a gorgotear en la concavidad de la cuchara, tensó la goma que aprieta y al final también ahorca, como un Dios tramposo. Todo lo puso sobre la cama tendida: prolijo, frío, decidido.

Para toda la vida, pensó inyectado entre sueños de eternidad, mientras se contemplaba la fina aguja coloreada en el brazo. Comenzó a irse.

 

Autor: Gabriel Rodríguez

Nació en Lomas de Zamora en 1974. Estudió historia en el Joaquín V. González y Ciencias de la Comunicación en la UBA. Publicó un poemario y el libro de historias y microcuentos “Buenos Aires, ciudad de Luces y sombras”. Se desempeñó como educador popular y colaboró en diversos medios alternativos. Actualmente cursa la carrera de Edición y coordina el Taller y Espacio Literario de la Casa Cultural y por los Derechos Humanos Luciano Arruga.

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