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I

Mis sueños se cubren de serpientes porque mi respiración es lenta

Este es el velo del que tanto te hablé, Señor

Este es el germen que me regalaste.

Finalmente no estoy lejos de los gritos escondidos en vano.

II

Esta calma se anida entre columnas tan blancas como el deseo

En el reflejo las veo tambalearse

Y aquí viene el suspiro otra vez

El deletreo de la palabra "huida"

¿Que hizo el tiempo con la inocencia?

Su propio lenguaje

Su letargo.

Dionisio

No quedarse mudo

Danzar la soledad

Mutar de causas y consecuencias

No pensar en el límite

Que corta como tanza

Desear todo o nada

Querer más de todo

Elegir el error por sobre otras cosas

Negar el amor por sobre todos los nombres

Reciclar poemas

Tachar

Tachar preguntas y memorias

Leer señales, símbolos y oráculos

Leer las horas

Las letras no, los números.

III

Demasiado ruidosa con la boca muerta

Cerrada boca

Abierta en sal

Pequeño tobogán hasta el vacío

Sencillo nacimiento desde la lengua

Herramienta para los vivos

Intenta disfrazar los minutos

Pequeños minutos desde la primer vocal

Íntima en este campo vacío

Cuanto le resta a su sabor

Apenas una puerta para el hielo

Desde el centro de la escucha, el hielo

Y ese don de tener dientes para relamer la herida

Dientes para el agua

Que atrapan la llave para besar

Y darle palabras al color

En el retazo de la saliva

Antes se empieza por la ausencia

Del beso

Del sexo por el beso del ausente

Cuando el rito nos perdone

¿Por qué no dormir en la memoria?

¿Por qué no asistir a la grieta?

Carboniza al error en la ligereza del tiempo

Y divide a la pobre edad en cuentos de terror.

 

Autora: Nina Boquicio

Imagen de portada: boceto de Van Gogh, Torso de Venus

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