Los óleos de las lágrimas
1
Salías del taller con un traje a mal traer
Era la sombra de todas las primaveras
Y el roce agrio de todas las luces
Aquel lienzo que esperabas desapareciera para siempre
Y con él los ojos del mundo
Puestos tristemente sobre tus ojos
Para que no amaneciera nunca
Y fuese siempre
Todo segundo ese instante insistente
De agrias melodías.
Es verdad, te arrebataban el sueño de un día a otro
Con esos bombardeos televisados
Y esas fuertes fuentes que aniquilaban
A lo lejos el desastre de la aurora
Con el coro colosal de las metralletas y balas rebosantes
Todo roto en la calle
Y tú, quizá más
Si, más que ayer
Más, mucho más.
Yo te observaba desde el espasmo más quieto
Lo más corto de los ojos
No eras tú quien lloraba con un banderín rojo
Y la cocina encendida llena de humo
Si no un fantasma
No eras tú quien tenía que quemar sus propios lienzos
Y los de uno que otro amigo que también pudieran comprometerte
Sino un fantasma de ti
Que quizá estaba más roto que tú
Sí, más que ayer
Más, mucho más.
Igual agarrabas los cigarros y dejabas vacías las tazas sobre la mesa
Y mirabas con gran lástima lentamente aquellas pinturas
Que terminarían siendo cenizas
Y tus ojos en ellos
Pero todo llovía definitivamente dentro de ti
Y tu agua simplemente no detenía ningún fuego
No terminaba el infierno
Ni la presentación de los milicos sonando
En la radio nacional.
Se terminó el socialismo, se terminó tu libertad
Han de llegar a otros cielos tus palomas
Y la cresta del olvido era cada vez más parecida a tu barrio
Pero tus ojos ausentes no querían desfiles de fierros
No querían ecos de pasos
Insensibles tras gritos
Ni estrellas de mando
Ni himnos nublados
Ni botas secas.
Pensé que ya no podrías volver a hablar justo en el momento
En que me interceptaste
“Estamos en las listas” me dijiste
“Ya no podremos sino desaparecer de una vez”
La casa del olvido está en todas partes
Seremos al fin solo dos fantasmas
Y el recodo del odio
Y el amor partido
Y la sangre
La sangre toda
Nos justifica
Y seremos más tristes
Más quizá más
Más que ayer
Mucho más
Dejamos lo que quedaba en el lugar
Y cerramos la puerta
ya no volveríamos a pisar el taller.
2
Dijiste que te habló un compañero
Que te dijo
Que en la capilla de Las Carmelitas
Nos esperaría alguien
Habría que arriesgarse
La noche era un secreto
Firme fuego sobre los ojos sin culpa
Y la gente se apuraba
Para llegar antes del toque de queda
Pero la luna es la verdad
Y en sus blancas manos nos acunaríamos
Y esperaría la siembra de cada estrella
Aquello valdría más de mil balas
Más que cualquier tortura
El camino es un pergamino a mal encender
Y rebotan las luces por donde pasas
Tú no sentías miedo de nada
Y aunque no se notara
En el fondo
Tenías rabia de querer perdonar.
Viajan las palomas hacia las cúpulas
Y el campanario.
Crujen silenciosos los huéspedes de la noche
Una silueta
Apenas una voz
Una carta
Un mapa
Una dirección
Una llave
Y dos seres abandonados
Casi por todo el mundo.
3
Si hubiera sabido que podías abrir así las lágrimas de los sauces
Y serían más bellas las lágrimas que las ventanas
No hubiera dudado jamás en ahogarme ahí y desaparecer.
Ordenabas las estrellas
En el fondo, pareciera que fueras tú
Quien bailaba con ellas casi aturdida
Y les inventabas nombres que regían junto a la luz
Y suspirabas más que de costumbre.
En la pequeña poza se reflejaba nuestro árbol
Y nadie estaba cerca
Todos los grillos eran poetas
Para el amanecer
Y cada hoja desgarrada
Era también tu corazón hinchado de tanta sangre
Tus manos sostenían tu cabeza
Y poco a poco dudaban del alma, se arranca
a corretear por ahí y vuelve cuando quiere
Y desaparecías y aparecías dentro de tu mente
Hasta encontrar la quietud
La más agria piedra
El más muerto corazón
Sobre el fascinante espesor de un tiempo apagado
De un segundo que no dudaba en incendiarse
Y perdurar con su flama para siempre si fuera necesario
Guardabas en tu bolso un pequeño cuadro cubierto por un cuero
Quise saber de qué se trataba
Alejaste mi insistencia con otras miradas
Otras sentencias
me dijiste que solo la noche entendería que nos pasaba
Y así se apretaron las vísceras
Los huesos todos casi en un horno
Y olvidé el frió que sentía
Y me dejé arrancar como cualquier flor de tu jardín
Pobre jardín
Aplastado, pisoteado por tanto milico
En búsqueda de tu brillo
Tu esencia hacia el mundo
Tus pinturas.
Me sonreíste,
Te apagaste
Todo ennegreció.
4
A la mañana siguiente nos despertaron los perros
Sus ladridos retumbaban en todo el campo
Ellos estaban cerca
Agarramos como pudimos nuestras cosas y nos marchamos
Bosque abajo entremedio de los bellos campos de pino
¿Quién sería nuestro asesino?
¿A cuántos más por ahí los cazarían como a liebres?
El aroma del barrial era el aroma de la sangre
El cuesco del paraíso había caído cortando a este planeta
Nuestras mentiras incluso
Nuestros dolores no significaban nada
Más lejos de los campos y de todas las ciudades
Más lejos que la mente incluso
Ahí se encontraba el corazón
Latiendo sobre sí mismo
En su propio cautiverio
Pero esta vez presa de otro depredador
Ya no eran las manos nombres secuestrados por sus propios espejismos
Y pasaban por las pasarelas de la rutina
En búsqueda de colores
Que marchitaran de una maldita vez cualquier ansiedad
Ahora eran balas al cielo y gritos
“sabemos que están por ahí comunistas culiados”
“voy a hacer que este mismo perro se los folle hijos de puta”
Pero la maldición no terminaría y lográbamos hacernos nada
Te miré con gran preocupación
Corríamos lo más fuerte que podíamos
Pero en tus ojos solo podía reflejarse la belleza
Era como si todo para ti fuera un gran lienzo
Y fuiste poniendo uno a uno los arboles
Y creaste tú las flores
Para luego hacer girar sobre ellas a los bichos
Y así el musgo y el camino
Y dejaste en (a) oscuras al sol
Para hacer la noche
Y fue cada vez más lejano nuestro captor
Que pudimos caminar
Hasta encontrar un pequeño pueblo
Con un viejo edificio en el centro
Donde estaría el caserón que la monja ofreció para nosotros
Y era gris y frente al río
Y pareciera que nada ni nadie habitara por ahí
El viento movía las hojas del tiempo
Y ya era necesario descansar
Al menos de mí
Al menos de ti
Al menos de todo.
5
Al golpear abrió una mujer de edad
Nos miró detenidamente y preguntó
“¿ustedes son Martina y Gastón?”
A lo que tú respondiste subiendo y bajando la cabeza
Nos hizo entrar, fuimos al fondo de la casona
Y nos abrió una puerta que daba a una escalera hacia el subterráneo
Nos pidió que guardemos silencio
Ella se encargaría de darnos lo que necesitábamos
Solo había que mantener el silencio.
El cuarto oscuro olía a humedad
Apenas te podía mirar por el reflejo de la pequeña vela
Tú parecías tranquila pero ya no sonreías
Quedaste muda y por consecuencia yo tampoco hablé más
Pasaba largas horas mirándote
Me gustaba imaginarme dentro de tu cabeza
Pasando por tiempos
Corriendo por tus fotografías
Siendo quizá el agua de tus recuerdos
La turbulencia del sur
La sombra de los jotes sobre los restos de un animal
En plena costa.
También entraba en tus ojos
Que apenas pestañabas
No tardaste en encontrar un libro
Quizá fue el momento más feliz de la estadía
Pasábamos horas leyéndonos silenciosamente
Casi al oído
Las verdes colinas de áfrica de Hemingway
De a poco empezaste a verte mejor
Parecías tranquila
Habías recuperado tu color
La dulzura en la mímica del silencio
Comunicándote así con tu propia melancolía
Haciéndola brotar en tu naturaleza
Y me abrazabas simplemente porque había que abrazar
Y te quise desde luego
Siempre te había querido
La muerte entonces era una moneda
Y tú, tú la jugabas a diario.
A falta de cielo
No había nada más misterioso que tu impecable luna
A cuesta del espacio y seguías siendo también todos los océanos
Y el eco de todos los animales
Yo entraba en tu cascada como tú en mi laguna
Y quería cazar de ti y pescar en ti
Todo lo que la vida jamás me dio
Entonces tomé mi barca y entré en tu mar
Y casi morí al estallarme con tu turbia agua y tus farellones
Y eras las gaviotas sobre el mercado
Y eras el pan y el agua
Y también el vino
En ti me mareé y resucité
Y jamás podré olvidarlo
Porque incluso coseché de tu respiración
Lo poco y nada que me queda de esta vida
Fuiste el juego repentino
Y el máximo placer
El amor entonces era simplemente
Inundarlo todo de silencio
Y no esperar más
De lo que existe
Si no de ti
La infinidad de lo que jamás nadie habría inventado
Sobre tu charco gris
Mi tibia sangre y así pasaron los meses
Y mi corazón empezó a enfermar.
6
Una mañana desperté fatal
No podía mover mi brazo derecho
Sentía que el corazón se había ido definitivamente
Te preocupabas pero no había mucho que hacer en aquel cuarto
Me hablabas sobre cosas que quizá jamás existieron
Y era probable que las inventaras para alegrarme
Pero me preocupaba
No quería morir ahí
Me preguntaste por el nombre de una flor
Y terminaste el libro
Ya no sabíamos cuánto tiempo llevábamos abajo
Sin ver ni la más mínima luz del sol
Decidimos marcharnos
Ya no importaba tanto.
Cuando salimos pensábamos que era la mañana
Pero en realidad estaba atardeciendo
La mujer de la casona pareció poco preocupada
Le agradecimos
Nos abrió las puertas y quedamos nuevamente en el centro de pueblo
Caminamos hacia el bosque y definimos volver a la ciudad
Juntarnos con la monja y tratar de conseguir un médico
Me afirmaba en ti
Eras todos los milagros y también el camino
Recuerdo haber pensado que me congelaría
Parábamos para descansar cada cierto paso
Tu tono dulce me alentaba
Pero de pronto como un estruendo volvieron a estallar los perros
Y corrimos como pudimos
Se acercaron demasiado
Preferí tirarme bajo un árbol
Y vi cómo te perdías con los disparos y los ladridos
Entre los bellos campos de pino y la ilusión violenta de una noche sin luna
Con las estrellas ardientes y poco a poco un silencio.
Como pude te busqué, pero era inútil
Me senté sobre una roca y cerré los ojos
Tirité mi propia despedida
No podía haber nada más triste
Que ver caer la belleza desde el cielo
Y no poder sostenerla
Como si alguien alguna vez hubiera podido sostener una estrella en fuga.
En fin te perdiste
Y por primera vez fui yo todos los ríos de esta tierra
Y los volcanes temblaron y explotaron en mí
Y el silencio ya no fue una preocupación
En ese mismo lugar
La vida era una estúpida
Y triste canción quebrada
Y el resto, el paisaje, un incendio sin humo
Y yo
Yo era lo más parecido a nada.
7
Frustrado sobre una piedra aguanté la respiración
La noche era extraña
El cielo era oscuro, más oscuro que el alma
Y el viento apenas entraba con su frío,
Sus alas de aire
En fin, con la vida.
Escuché un ruido que venía detrás de un arbusto
De a poco se empieza a acercar
Era un animal hermoso
Jamás en mi vida vi ni supe de un animal así
Era un flamenco celeste con cola de pavo real
Se acercó a mí lentamente
quedó muy cerca
Nos miramos a los ojos largo rato
Sentí una electricidad que me atravesaba completamente
Pero no era miedo
Era algo distinto
El animal retrocedió un par de pasos y habló:
“hola Gastón, vengo de 10.000 años en el pasado
Tengo una misión, Martina está muriendo
Está muriendo sola y es lo más triste que a alguien le puede suceder
Te puedo dar la posibilidad de viajar conmigo
Pero no la de volver”
Acepté en ese segundo
Y el animal abrió una puerta en el cielo
Caminé junto a él
Por esa pasarela
Fui al lado de estrellas, infinitos colores
Y en un abrir y cerrar de ojos
Estaba en un campo azul
Todos los árboles eran frondosos
y los pájaros coloridos parecían ignorarme
el cielo era igual que nuestro cielo
pero cayendo sobre la tierra tan repentinamente
como si todo se mezclara
el pájaro me acercó a tu casa
entré lentamente
ahora estoy acá
y tú, tú estás acostada mirando el techo
te ves mal, estas pálida
tienes los labios secos Martina
mi corazón se aprieta de puro espanto
Transpiras
me preguntas quién soy
y es verdad, no sabes quién soy
no me conoces
no importa
me dices que estás por morir
y yo te digo que no volveré jamás
me preguntas ¿A dónde?
Ya no vale más la pena seguir con todo esto
Se me aprieta el corazón y mi alma está seca de amor y muerte
Ante todo espejismo mi salvación, el desvelo
Te estoy mirando y hablando y me resbalo en tanta lágrima
Jamás amé a nadie como a ti
Y en ti me escondo
Mi refugio
Ya estábamos muertos desde antes
Siempre fuimos muertos
La vida vulgar y el paraíso son hermanos gemelos
Y mi vida lamentable se reduce a este abrazo.
Gastón abraza a Martina y todo se detiene
El cuarto queda inmóvil
De a poco todo empieza a parecer una pintura de óleo
Y luego nos damos cuenta que la pintura está en las manos de un oficial
Él sonríe mientras fuma
Tira el humo sobre la pintura donde sale una pareja abrazada
Él está de pie en un cuarto oscuro de subterráneo
Y de bruces en el suelo dos personas
Parece que somos nosotros nuevamente
Pero inmóviles
Con una bala en la cabeza cada uno
Y flota como flores sobre el río nuestra sangre
charco largo
Y sobre él está flotando un libro
Las verdes colinas de áfrica de Hemingway.
Autor: Juan Rudolffi
Imágenes tomadas de
https://www.regeneracionlibertaria.org/izquierda-libertaria-una-nueva-manera-de-entender-la-politica
y