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El vómito de la conciencia (Adelanto para degustación)


PRÓLOGO I

Este pequeño libro tiene como fin el mostrar una visión muy particular de la sociedad, desde el prisma de un hombre que ha estado encarcelado por muchos años, (con un tinte algo poético que le quita agresividad y hasta cierto punto cometiendo un sincericidio); no solo deseo escribir sobre un determinado ”contexto de encierro” sino opinar sobre cuestiones sumamente delicadas como son: la EDUCACIÓN, RELIGIÓN, POLÍTICA, JUSTICIA. Y que finalmente los seres humanos, que viven más allá de un gran muro, tomen conciencia que las personas encarceladas vienen desde su mismo entorno, que no son productos “intergalácticos”; no importa su clase social, delitos, etc... Antes de ser privadas de su libertad han frecuentado sus mismos lugares, leído sus mismos diarios, aprendido con su misma educación, votado a sus mismos representantes, profesado su misma religión… ¡FORMANDO PARTE DE SU MISMA SOCIEDAD! El estar en este lugar ha despertado un total desparpajo personal, al tener que emitir opinión sobre temas que me conmueven a diario, mi lengua es mas desmedida y es debido a que al haber perdido casi todo en mi vida, no tengo filtros (más que morales) para decir lo que pienso.

***

GERÓNIMO: “EL SIN PADRES”

CAPÍTULO 1

Nació una noche de invierno, un 16 de Agosto de 1978; lo encontraron en una caja de cartón, en la puerta de una facultad a las 23:00 hs. en la ciudad de La Plata; lo llamaron Gerónimo, lo apodaron “el sin padres”.

Lo destinaron a una guardería estatal, allí le dieron cuidados, cariños, lo alimentaron y de a poco fue creciendo, él no lo sabía, pero como en una góndola de supermercado, estaba en una lista de adopción, esperando que un alma “caritativa” se compadezca de él y le dé un “hogar”.

Tenía 4 años y ninguna familia lo tenía en cuenta al momento de adoptar, él era sano, fuerte y de una gran inteligencia, ¿qué pasaba entonces que al “sin padres” no lo llevaban?...tenía rasgos norteños, era morocho y sus cabellos se asemejaban a un puerco espín, nadie veía su interior ni su hermosa sonrisa cuando era feliz.

Cumplió sus 6 años y comenzó sus estudios primarios, los celadores de la guardería se encargaban de llevarlo al colegio, los demás niños se preguntaban... ¡cuántos padres tendrá “el negrito”! Su aprendizaje era excelente, se destacaba del resto de los niños por su gran ingeniosidad para resolver problemas él solo, ninguno de sus compañeritos le ofrecía ayuda ni lo invitaban a jugar, tan sólo una niña se fijaba en él...Florencia, la hija de Laura una ama de casa casada con un abogado de la zona... Gerónimo no se daba cuenta del interés de la niña aquella.

Florencia hablaba a su madre del negrito con sonrisa esplendida, al que nadie ayudaba y aun así podía resolver sus problemas solito. La mamá se interesó en averiguar quién era ese personaje del cual su hija hablaba tanto, la empezó a ir a buscar al colegio y observar con quien charlaba al retirarse...los vio riendo juntitos, su princesa era feliz al lado de ese pequeño, quiso invitarlo a tomar la merienda en su casa y cuando se decidió a hacerlo...el negrito ya no apareció más por la escuela, ¿sería un ángel? se preguntó.

CAPÍTULO 2

Gerónimo llego del colegio, notó un clima raro, miradas esquivas, algo sucedía. Lo llevaron a la dirección de la guardería...tuvo miedo, qué pasaría; entró y la directora estaba con un hombre y una mujer desconocidos, junto a ellos había un niño de unos 12 ó 13 años, todos lo observaban inquisitivamente a él, le comunicaron que ellos serían su “nueva familia”, al “sin padres” le corrió un escalofrío por la espalda, en sus miradas había algo perverso, sus sonrisas eran falsas.

Ni siquiera lo dejaron despedirse de sus amiguitos ni juntar sus pocas cosas, lo subieron a un auto lujoso y emprendieron el viaje...pasaron unas 5 horas hasta que llegaron a una mansión con un gran portón al frente, entraron y dos perros inmensos salieron a su encuentro, parecía una cárcel, a pesar del lujo reinante.

Le dieron un cuarto todo equipado, pero frío, no había amor en esa casa.

Lo anotaron en un colegio privado que era religioso, pasaron días, meses...se olvidó de sonreír, era un mueble más en la casa...hasta ahí él soportaba pero un día llegó lo que presentía...lo golpearon por pedir un par de zapatillas iguales a las de Axel, el hijo de ellos; se tenía que conformar con lo que le daban...se sucedieron las golpizas sin motivo.

Cumplió 14 años y se escapó de la casa, deambuló por las calles, conoció chicos/as que le brindaron refugio, drogas...y lo llevaron a robar (así subsistían ellos). No pasó mucho tiempo hasta que cayeron presos, los separaron a todos y a él lo llevaron a un instituto de menores, ése fue su “segundo hogar” durante un año y medio, allí “se perfeccionó” en tácticas de robar, y así volvió a las calles.

Así también volvió a entrar más y más en ese inframundo... él se sentía bien en ése ambiente. Con quienes se rodeaba eran iguales a él...“negritos”, huérfanos y marginales, ya no se sentía discriminado.

Ése sería su lugar en el mundo se preguntó una y otra vez.

CAPÍTULO 3

Gerónimo tuvo idas y venidas en varios institutos de menores; sus robos cada vez más violentos se tornaban, a la par de que cada vez más solo se sentía en la vida, aun así él soñaba con algo distinto...

Cumplió 18 años, su vida era muy diferente a la de cualquier pibe de su edad, vagaba por las ciudades buscando fortuna, hasta que un día en un asalto cae mal herido por balas policiales, en el hospital conoció a Estela, una enfermera, ella le llevaba libros que él devoraba con mucha ansiedad, así empezó a conocer un mundo nuevo... pero curaron sus heridas y lo inevitable en ese momento sucedió.

Lo llevaron a una cárcel, allí tuvo que sobrevivir con su fuerza, sus sueños se atrofiaron, nuevamente se vio envuelto en medio de un submundo de drogas, violencia y marginación.

Pasaron 7 años y salió en libertad, en su más íntimo ser quería cambiar de vida, pero qué hacer, no tenía a nadie y sus únicos “amigos” eran marginales.

Deambuló por las calles durante días, trató de encontrar trabajo pero no tenía oficios, tan sólo un gran “prontuario policial”; recordó una dirección que le había dado un compañero de celda de la cárcel y lo fue a ver, lo recibió muy amablemente, y él reafirmo su “teoría” de que esa gente sería su verdadera familia...se sucedieron una serie de asaltos, el “sin padres” tenía dinero y poder, se creía realizado, pero un día todo cambió para él.

Gerónimo despierta una mañana con un intenso dolor en su pecho, éste le impedía respirar bien… ¿Qué es lo que me pasa? se preguntó, se vistió y fue a un hospital, le hicieron un electrocardiograma, su corazón tenía una falla muy grave; tendría que cambiar su ritmo de vida y sus vicios...se sentó en la camilla y al quedar solo se replanteó toda su vida.

“Qué corta y miserable puede ser nuestra existencia si queremos” se decía. Fue un llamado de su conciencia que lo llevó a cuestionar su conducta; ya nada sería igual...

CAPÍTULO 4

De camino a su casa miró con otros ojos la vida... observó la naturaleza, los rostros de la gente, los animales... disfrutó del calor del sol en su rostro; estaba vivo y decidió darle valor a ese hecho tan importante.

Llegó a la casa donde vivía, tomó unas pocas pertenencias, dejó una nota diciendo que se marchaba y partió rumbo a la guardería donde había crecido...necesitaba saber quién era, de dónde había salido, allí le dijeron que lo habían llevado al encontrarlo abandonado en una facultad y hacía allí se dirigió.

Habló con el portero del lugar, un anciano memorioso que recordó aquel bebé abandonado pero no le aportó más datos. Se desilusionó bastante, nada sabía de su vida, caminó sin rumbo por la ciudad.

Al pasar por un edificio deteriorado leyó un cartel que decía: “SE NECESITAN VOLUNTARIOS PARA AYUDAR EN LA ATENCIÓN DE NIÑOS CON VIH”, entró, dio sus datos y le dijeron que regresara al otro día, que su ayuda sería muy importante, ya que no muchas personas se interesaban en contener a esos niños... ése sería el primer paso para cambiar su vida, se sentía feliz, experimentó la sensación de poder hacer algo realmente útil en el mundo.

Fue a buscar un hotel donde hospedarse, en su mente iba dando gracias por habérsele presentado esa oportunidad, cuando al cruzar una avenida de repente un automóvil frena bruscamente, bajaron cuatro uniformados ¡era la policía! A los gritos lo insultaron y lo hicieron tirar al piso, lo esposaron, lo llevaron a una comisaría.

Allí lo torturaron, acusándolo de un asalto a un comercio céntrico, él una y otra vez dijo que nada tenía que ver en ese hecho, que averiguaran en la guardería donde había tenido la entrevista... pero a pesar de no tener pruebas en su contra, ya que no tenía arma alguna y apenas unos pocos pesos en sus bolsillos, nadie lo escuchó, el asaltante había sido un joven con tés oscura “un negro” como vos le decían los policías.

Allí “el sin padres levantó su vista al techo y gritó con todas sus fuerzas”…

¡¡¡ ¿POR QUÉ ? !!!

CAPÍTULO 5

Al “sin padres” lo procesaron, lo condenaron en un juicio que fue toda una parodia, y lo llevaron nuevamente a una cárcel. Durante meses no socializaba con nadie, vivía peleando con sus pares, odiaba a los penitenciarios; habían robado sus sueños y él sólo irradiaba bronca y resentimiento.

Un día se encontraba solo husmeando unos libros abandonados en una repisa y en una tapa leyó una frase que le impactó “EL SABER LIBERA” decía, la masticó durante semanas, hasta que decidió inscribirse en el colegio de nivel secundario, ya habían pasado cuatro meses de inicio de clases, así que debía ponerse al día con las tareas atrasadas, lo hizo y sus calificaciones sorprendían a los docentes, de a poco fue entablando amistad con algunos de sus pares que también deseaban superarse como personas, él era el “libro de consultas” para las dudas que surgían cuando no había un profesor/a a mano...de a poco fue experimentando una sensación de paz interior, se sentía útil.

Pasaron los años y Gerónimo fue pasando de año, hasta que llegó el gran día para él, “EL DÍA DE SU GRADUACIÓN” se recibió de bachiller, ya nadie lo podría parar en su carrera de estudios, lo habían condenado a una pena infame de doce años de prisión y aprovecharía el máximo su estadía en ese lugar.

Logró que lo inscribieran en una carrera universitaria en la facultad de la ciudad de La Plata, la unidad penal donde estaba detenido se encontraba allí, eligió la carrera de “Psicología”, “el negro” deseaba entender el comportamiento de las personas, ya no odiaba a nadie pero necesitaba respuestas y no pararía hasta encontrarlas.

CAPÍTULO 6

Al principio le llevaban el material de estudio y él se preparaba solo, como una paradoja del destino, era estudiante en modalidad “libre”.

Fue rindiendo materias satisfactoriamente, de a poco iba indagando las mentalidades de los seres humanos...sus bajezas y sus grandezas.

Se empezó a rodear de personas completamente ajenas al mundo en que él había estado inmerso prácticamente toda su vida, le gustaba eso, ya lo consideraban uno más del grupo, dejó de sentir marginación.

La vida le volvía a sonreír, el encierro ya no lo afectaba, “EL SABER” realmente lo liberaba cada día de esos muros; ayudaba a sus compañeros a resolver sus diferencias de convivencia de una manera civilizada, siendo un mediador con sensatez y sabiendo escuchar, esto último era una de las grandes preguntas que siempre se había hecho...¿por qué allí no se escucha a nadie en sus problemas?

A medida que avanzaba en su carrera se iba aproximando el día de su ansiada libertad, ya era un estudiante avanzado en la carrera.

Una tarde de primavera mientras husmeaba en la biblioteca de la facultad, bajo la mirada atenta del guardia que le asignaban para su custodia, surgió un hecho inesperado para él, en una revista de publicación académica del “ministerio de educación”, bajo el nombre de Florencia Frank, vio una fotografía de una mujer más o menos de su edad, pelirroja, de bucles y con una inmensa sonrisa en sus labios... le dio un vuelco en la cabeza...“la misma sonrisa que ella” se dijo para sus adentros; haciendo alusión a la pequeña con la que compartía sus horas en el colegio de su infancia, qué hacía allí.

Leyó el artículo publicado y descubrió que ella era una notable psicóloga que hacía trabajos de campo en instituciones de menores, especialmente en las de adolescentes con problemas con la justicia, trataba de encontrar la/as causa/s que los llevan a cometer determinados actos.

Copió su correo electrónico, su pulso le temblaba,¡era ella! se decía...sintió agradecimiento por la vida, la volvería a ver...

CAPÍTULO 7

Aprovechando un tiempo del receso que se tomó un profesor, se aproximó a la sala de computación, se metió en internet y le envió un e-mail a Florencia, se presentó contando resumidamente su historia de vida, le manifestó que le gustaría tener una entrevista con ella, no le puso su nombre, se despidió poniendo “el sin padres”.

Durante días no pensaba otra cosa que no sea en ella, se desvelaba imaginando un reencuentro...un abrazo...estaría casada?... tendría hijos?

A la semana próxima al ir a la facultad abrió su correo electrónico...había un e-mail...era Florencia, le expresaba su alegría al saber nuevamente de él, al final le dejó un número de teléfono, su corazón palpitaba muy fuerte…“ella lo recordaba” se decía.

Llegó a la cárcel y lo primero que hizo fue llamarla, sonó una vez… dos... tres veces el teléfono, no atendía nadie, a la cuarta vez...el mundo se iluminó, la voz más dulce que jamás había escuchado le dijo “HOLA”,,,

Su palabras no le salían bien, hasta que empezaron a conversar, supo que era divorciada, que tenía un hijo de siete años y “el sin padres” le pregunto: cómo se llamaba, ella le contestó...“Gerónimo”, los ojos se le llenaron de lágrimas, “por qué ese nombre” le preguntó, ella respondió “porque siempre pensé que eras un ángel que había aparecido en mi vida para protegerme”.

Se citaron en la facultad, se estrecharon en un abrazo al verse, ambos lloraron de alegría.

Se sucedieron las citas cada semana, congeniaban en muchas cosas, en otras discutían, pero eran felices juntos...

La vida los volvía unir y ellos aprovecharían eso.

Faltaban tan sólo dos meses para que recuperara su libertad, qué hacer, adónde ir? se preguntaba, si volvía a las calles volvería a lo mismo de siempre, ya tenía experiencia en eso y ahora tenía un “por qué”, no soportaría volver a ese mundo se decía...

CAPÍTULO 8

EL FINAL

A tan sólo una semana de recuperar la libertad y en una de las continuas citas con Florencia, recibió una propuesta inesperada, ella le ofrecía que se hospedara en su casa, hasta allí jamás habían hablado de romance ni nada que se le parezca, a pesar que a él le gustaba mucho.

Llegó el día, ella lo fue a buscar y antes de subir a su automóvil... ella lo abrazó y le dio un largo y dulce beso en sus labios, la abrazó con todas sus fuerzas y le susurró al oído “jamás te volveré a perder”.

Se instaló en su casa, conoció a su hijo y enseguida se llevaron muy bien entre ellos, lo llevaba a jugar al fútbol, iban a pescar los tres... construyeron una hermosa familia juntos.

Se recibió de psicólogo y puso su propio consultorio, no quería trabajar en el de Florencia para que cada uno tuviese su propio espacio.

¡Se puede! pintó en una placa que colgó en su oficina, sus pacientes le preguntaban qué significaba aquella frase, el respondía...“TODOS PODEMOS SER FELICES Y REALIZARNOS”.

TAN SÓLO TENEMOS QUE BUSCAR SERLO...

DIKE

 

Autor del libro y arte de tapa: Sebastián Armendano

Tengo 43 años, nací en Olavarría. Desde los 14 años me crié en las calles y en institutos de menores. A los 18 pisé una cárcel.

Fui ladrón casi toda mi vida, lamentablemente maté una persona en un asalto. Apenas sabía leer y escribir al caer. Aqui hice 2 bachilleres, 1 carrera terciaria, 3 años en abogacía y 2 años en licenciatura en comunicación social. Estoy alojado en la unidad 10 de Melchor Romero, La Plata.

Mail para contacto: gracielahipperdinger@gmail.com

Whatsapp: +5492215361589

El libro El vómito de la conciencia puede descargarse completo de manera gratuita en nuestra biblioteca en PDF

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