Maldito 1985
Bianca tenía tan sólo 15 años cuando conoció a Efraín y sin nadie haberle dado una clase de educación sexual ni contado lo que se siente al enamorarse, supo lo que era que las endorfinas colapsen con sus sistemas y que la líbido le desordene todo en su cabeza y en su cuerpo provocando las más fuertes y delirantes emociones y deseos carnales en su ser. El amor fue instantáneo desde el momento en que lo vio, quedó completamente enamorada de aquel joven apuesto y muy perspicaz al momento de usar la palabra, eso justamente lo había conducido a elegir la carrera de abogacía y hacerse de muy buenos contactos en ese ambiente que tanto lo requería para poder triunfar. Sin lugar a dudas, tenía un futuro prometedor.
Bianca, por su parte, siempre fue una chica muy especial, ella jamás se dedicó a otra cosa que no fuera limpiar su hogar, atender a sus padres, cuidar de sus mascotas (5 perros, 8 gatos y tres ratones) y volver a limpiar su hogar. De origen muy humilde e ignorante en muchos aspectos de la vida (nunca tuvo los suficientes recursos como para estudiar) la chica había visto una manera muy fácil y rápida de salir de ese mundo tan precario y hostil en Efraín. Él era hijo del gobernante de la ciudad y vivían en una mansión en las afueras de ésta. Horacio, el padre del joven, era viudo pero nunca le hizo faltar nada a su hijo, era padre y madre hasta ese momento.
En aquella mansión fue donde se conocieron Bianca y Efraín. Horacio contrató a la chica y la misma acudió al lugar; cuando llegó al mediodía a la mansión de los “Fuentes” no pudo evitar quedar hipnotizada ante tal lujo de hogar. Se abrió la puerta de la morada y la atendió Efraín que había vuelto de su primer día de la Universidad de abogacía, fue amor a primera vista de ambas partes o... mejor dicho una relación de amor e interés, pero amor al fin.
Efraín, tenía tan sólo 17 años y las hormonas como una bomba de gasolina a punto de estallar. Siempre había sentido mucho y apreciado el amor de su padre, pero también sentía una falta de comprensión en cuestiones de amor por su papa, éste era muy frío y distante en ese sentido desde que su esposa falleció.
Luego de mucho tiempo y al cabo de un año le dijo a su padre que se iba a casar con Bianca.
Una vez que dijo lo que dijo, a Horacio no tardaron en caerle toda clase de burlas y tratos turbios en su medio debido a la “deshonra” de su hijo. Trató de hacerle frente a la situación, pero los medios de comunicación y colegas lo presionaban demasiado… en su linaje jamás había habido tanta falta de respeto hacia el apellido de la familia y sus antecesores.
Al cabo de unos días de haberse hecho público esa noticia, Horacio echó de la mansión a Efraín quien recibió tan solo un dinerillo de parte de él y una bofetada. Efraín estaba muy triste, obviamente, ya que ese día no solo había perdido a su padre sino que también se había ganado una enorme responsabilidad sobre sus hombros al enterarse de que Bianca estaba de 3 semanas de embarazada y su padre le había quitado toda herencia posible.
Bianca había perdido a sus padres a causa de una pérdida de monóxido de carbono en su cocina por un arreglo mal hecho. Mucha pena no le dio a la chica, puesto que, su padre la golpeaba constantemente al querer obligarla a drogarse con él y su madre siempre estaba muy ocupada bebiendo para olvidar y dejar a un lado el mundo a su alrededor. Más pena le daba el hecho de que su esposo Efraín se hubiera quedado sin herencia y carrera como futuro abogado ya que era imposible pagar las cuotas de esa universidad en esas condiciones.
Al fin ella iba a poder comprarse ropa de calidad, podría conocer lo que es un spa...Pero al verlo en ese plano, vio que era buena persona él y se conformó ya que al menos tenía hogar al no estar los padres de Bianca vivos. Se mudaron a aquella casa vieja y en condiciones muy pobres se establecieron como pudieron.
Ella siguió limpiando hogares a tiempo completo, siempre cuidándose de su embarazo, y él cómo era bueno con la guitarra, debido a que su abuelo antes de padecer le enseñó todo lo que él sabía, empezó a tocar en clubes nocturnos y bares de mala muerte de la zona para poder sustentar su nueva realidad, su nueva economía deplorable y vida social muerta y lentamente en cada tocada que brindaba en las tardes y noches, Efraín fue perdiendo el sentido por la vida y anhelaba su vida anterior. Bianca, por otro lado, sentía lo mismo de su realidad, no había cambiado mucho, antes vivía en la pobreza y ahora seguía igual, nada más que ahora había un hombre verdadero en su vida quien despertaba su más profundos y secretos deseos carnales y un ser creciendo dentro de ella. Sangre de su sangre.
En el momento en el que Efraín tuvo a su hija en brazos, sus pensamientos de autocompasión y reproche a sí mismo de que haber escuchado a su padre habría sido lo mejor desaparecieron por un instante y Bianca pensó que a pesar de estar en la nada con su esposo, era un hombre excepcional con muchos valores y decidió sonreír a la posibilidad de que este nuevo ser le daría más luz a sus vidas.
Sin embargo, sus vidas no cambiaron para bien.
La pareja se distanciaba cada vez más y se quejaban el uno del otro por no querer levantarse en las madrugadas a ver qué le pasaba a la niña y calmar su incesante llanto. Llanto que seguía y seguía hasta quedarse dormida.
Bianca se solía encerrar en la habitación de Abril, entonces, cierto día, él decidió ver qué era lo que ella hacía y lo que vio era inexplicable. Ella sentada a los pies de la cuna de la beba, haciendo movimientos con la boca como si hablase con alguien mirando la pared. Primero, pensó que su mujer había perdido la razón finalmente y buscaba ayuda, luego se retractó y pensó en dejarla sola al acordarse de que era por ella que ya no tenía herencia ni a nadie.
Simplemente, sus vidas habían cambiado para mal.
Hay algo que Efraín no sabía, ni siquiera los padres de ella, y era que la muchacha tenía un sexto sentido: ella era capaz de ver a los muertos y ésta era la razón por la que se solía aislar y lo ocultaba por un temor rotundo a que la crean loca. Lo que Bianca hacía en las noches era sentarse a los pies de la cuna de Abril a escuchar lo que la madre de Efraín le decía, ella la podía ver, Elena, la madre de su esposo, no sólo se hacía ver sino que hablaba con ella.
La nena tenía tan sólo 11 meses y ya era testigo de un sinfín de discusiones y peleas por parte de sus padres y uno de los motivos era su nacimiento, la nena no tenía culpa de nada pero siempre le encontraban culpa a Abril, que si ella no hubiera venido, ellos no estarían así en ese momento.
Los tiempos se hacían más difíciles económicamente y Abrir lloraba y lloraba continuamente debido al hambre. Otra razón por la cual reñían Efraín y Bianca quienes no se toleraban.
Una noche, el joven sentía que su mujer hablaba con alguien en la habitación de ellos esta vez, por lo que agarró un cuchillo rápidamente y se dirigió allí, forzando la puerta ingresó y la vio a Bianca sola, lo que desató su ira y le gritó que fuese a un loquero porque él volvía muy cansado de trabajar y lo que menos quería era lidiar con una hija enloquecedora y con una esposa loca.
En ese momento, Bianca tiró a los pies del joven unas cintas de videos... él quedó atónito al verlas, su esposa entonces le empezó a gritar que las viese que seguramente iban a ser de su interés.
Sujetando las cintas con sus manos temblorosas, Efraín se dispuso a verlas y las colocó dentro del reproductor y lo que vio sin duda logró disipar por ese momento toda bronca en contra de Bianca y de Abril.
Era el año 1968 y el padre de Efraín, Horacio, golpeaba brutalmente a una mujer muy delgada, con cabello despeinado, y en muy mal estado de salud en una habitación con un papel en sus manos. Luego vio otro video y vio a esa misma mujer dando a luz en condiciones infrahumanas con la ayuda de unas sirvientas de su padre. El joven no podía ver más pero Bianca le pasaba más y más videos y le decía que la viera o si no nadie iba a salir de allí.
Entonces, haciéndole un acercamiento al primer video vio que el papel sobre las manos de esa mujer era una ecografía de un bebé y luego de un largo suspiro siguió viéndolas.
En otro video, esa misma mujer, Elena, su madre, le decía que iba a arruinar su carrera de político a Horacio al cantar a los cuatro vientos quién era ella: una pobre campesina de quien él había abusado y la había embarazado. Ese video era anterior a los otros, Efraín comprendió de inmediato todo, su linaje no era puro, su madre era una campesina cualquiera y su padre era un desgraciado que merecía la cárcel.
Efraín no lo aguantó más y con el cuchillo con el cual iba a matar al amante de su esposa, se degolló y en ese preciso instante cayó muerto en el suelo tiñendo de rojo la sala entera.
Bianca, al verse sola con su hija tras lo sucedido y a la vez que se había esfumado la imagen de Elena agarró a Abril fuerte con los brazos y la abrazó mientras prendía las hornallas de su cocina encerradas en esa habitación que quedaba al lado de la habitación en la que estaba Efraín.
Murieron por el monóxido de carbono al igual que los padres de Bianca.
Definitivamente, luego de haber visto la escena y las cintas de video la policía encaró a Horacio Fuentes y éste llegó a su fin, fue sustituido, abandonó su carrera y la gente lo repudiaba. Su vida había sido desgraciada por su pasado.
Antes de ir a la cárcel, se suicidó pegándose un tiro en la sien.
Ese febrero de 1985 empezaba una terrible desgracia que no dejaría vivos.
Autora: Belén Fernández