Suenan las bocinas
Suenan las bocinas Cuando su religión desnuda entrega el odio al juglar y las simbologías baratas algunos las dan gratis en el altar de los vendados.
Las voces se silencian con más voces, o con gritos a veces con palos o con piedras y si el golpe es necesario “no hay mal que por bien no venga” dirán algunos.
Las bocinas suenan en las calles y en las casas sin ventanas.
Se quejan las bocinas cuando ellas se encuentran como en manada para pensar.
Suenan las bocinas cuando se encuentran como en manada para pensar.
Suenan las bocinas y las voces devienen palabra ciega.
Ellas no entienden porque así nacieron: pobres por no tener trabajo desamparadas sin padre putas que demandan abortos legales locas que gritan en las plazas de la nación patriota violentas con sus cuerpos desnudos cuando los niños saben mirar delincuentes del vicio del beso entre pares anatemas de una sociedad difunta.
Rasguean las cuerdas de las gargantas en pie de lucha vociferan los nombres de las que no están desnudan sus cuerpos apiladas como animales le reprochan al hombre que su vida vale más.
Si la inversión del tiempo tuviera lugar ¿qué sería del primer hombre sin pasado y pecador? ¿Qué sería del encuentro que a la historia convirtió en memoria oficial?
Descendencia machimbre engalanada en su pensar.
Martirizados por hombres que escribieron el mundo enseñados en su nombre a los nuevos que hoy deambulan este suelo ennegreciendo al otro (por ser el negro el color malo) por estar debajo de este sueño que para algunos es eterno.
Autor: Ariel Adler
Es diseñador de imagen y sonido de la uba y docente de la materia sociología (de la imagen) en fadu.
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