Aullido
Revuelvo entre espasmos de Sal
ese néctar perdido,
recorro
cual flor de la mafia china
la calle que oprime y acalla
mi accidental desnudez. No pido
Socorro, tan solo clemencia.
Mi piel entera se parte y reseca
entre intensos resplandores de luz
fría y Blanca.
Disfrazo mi carne en un vano intento
por no ser devorada por lo bajo
de este mundo. Y regreso triunfante,
masacrada; y por dentro un abismo
que no cesa.
Escapo del sueño que quise alcanzar
cuando drenaban mi sangre con dientes parásitos, descoso la herida
antes de tiempo, y lo único que logro encontrar
es aquella perpetua marca en mi dermis
fácilmente descartable.
Demás animales reniegan de aquella condición suya de cautiverio
y yo me lamento
por todos ellos.
Y por mí misma y mi eterno
e inevitable
encierro.
Autora: Rosario Moreno Geselj
Imagen de Minja Lee