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1

Mi cielo es el cielo del año sin verano, la noche arde en cada gota de lluvia y el ocre de las sombras se derrite sobre las amapolas.

Flotan los estanques, las frambuesas mueren en la corteza del pan diurno.

Cuentos rotos se sientan en mi lecho, estrellas embebidas desean encontrar el espíritu azul.

Pido que mi asombro no se desvanezca, que el silencio desgarbado se eleve sobre los imperios.

He aprendido que las crisis vienen de a pares y que mis sueños descansan en el fondo de un tráiler.

Ya no estoy amordazado y en mis labios de café anida la oración más bella, la más riesgosa, la más inexacta.

Tengo prisa por cruzar los semáforos en blanco, tengo prisa por olvidar la mímica de los payasos.

La ruta es el lenguaje de la libertad, el papel no puede callar en un amanecer sin paz.

Sé que el baile de máscaras ya no tiene ningún sentido, la obsesión y el drama merecen algún tipo de castigo.

El ángel de la liberación debería tener un eco inmenso, un estallido de aplausos y un gran piano agitando.

2

Esta lluvia trae un secreto de dos voces: el de una estrella errante en el infinito y el de los lirios en llamas de mi última jugada.

No tengo otra opción que esconderme bajo un bonete con rayuelas y la protección mágica de mis musas sin condena.

El rumor de las calles se eleva y la épica de mi destierro se anuncia en las carteleras. No sé cómo colorear los tangos ni levantar los muros alrededor de tu mansión.

Ahora la vida tiene un sabor diferente, he tenido que beberme el viento, tensar el arco y saltar sobre los girasoles presentes.

Mi sombrero lleva escondido el vaivén de las olas del mar y el aleteo de los colibríes que van a caer. Conozco el sabor celeste de los atardeceres y el vértigo espinosos de las rosas aromatizadas.

Tengo muchos secretos bajo las alas, ritmos desmesurados que proclaman este caos.

La ruta es una trampa de luz, de nubes que se caen, de hierros que se entrelazan, a pesar de eso, el ejercito de mis ansias no se desespera; el estandarte sigue sostenido por el huracán de mis pasiones y el incendio de mis almendras.

Fantasías en negro, armonías ausentes, soy un hombre que ha dado todo, mi sangre no deja de ser ardiente.

 

Autor: Daniel Leuzzi

Avellaneda, Bs.As. Argentina.

Fecha de nac: 18/06/1968

Técnico por formación, escritor por afición, apasionado lector y fanático del cine, realizó diversos cursos de literatura, guión de TV y de crítica.

Desde chico tuvo una gran inclinación hacia la escritura, pero no fue hasta el año 2003 que se decidió empezar a publicar sus trabajos. Desde ese momento sus cuentos y poesías han recorrido varios caminos y estilos hasta llegar al presente, plasmado en este libro.

Sus cuentos y poemas integraron antologías literarias de Argentina y de Sudamérica: Halloween Tales 2014, 2013, Relatos Pulp 2013, Revista miniatura Digital (2011), Cuentosymas.com (2011), Letras Argentinas de Hoy 2010 (Editorial de los cuatro vientos), Los vuelos del tintero, Dunken (2010), Manos que cuentan, Dunken (2009), Letras Argentinas de Hoy (Editorial de los cuatro vientos 2007), Juntacuentos, (Editorial Dunken 2006), Mención especial en Concurso nacional Sindicato Luz y Fuerza (2005), Terreno Literario (XI Concurso de narrativa y Poesía Editorial De los cuatro vientos 2005), Relatos Andantes 4, Editorial Dunken (2005), Latinoamérica Escribe (Antología Literaria 2004, Editorial Raíz Alternativa), Poesías en Centropoetico.com (2004), Cuento en Letrasperdidas.com (2004)

En el 2015 publicó a través de Tahiel Ediciones Los bramidos sempiternos de una foca en el desierto y El susurro del zorro gris en 2016.

Sus colaboraciones y reseñas de cine pueden encontrarse en sitios de la web, Ociozero.com, Zonapulp.com y en su blog personal.

Blog Personal: Una foca en el desierto

Los Bramidos De Una Foca

Imagen tomada de

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