Comete un limonero
Cuando me acuerdo de Mariano
(alguien a quien a duras penas conocí)
(pero en los loqueros uno ya se conoce a conciencia)
La cara inflamada por la medicación
y la tristeza
ojos vidriosos azules, pelo blondo, contextura
hendida y trágica
Le había dado a ella una foto de su cara
de tiempos mejores
en la foto estaba sonriente, peinado, limpio
nutrido y querido
Entonces ya moraba en esa casita de desamparo donde todos
respetaban a todos, y era un insulto antes y seguro debe
ser una vergüenza ahora que haya lugares donde
la gente no se grita los unos a los otros
camisa sucia con el cuello espachurrado
las bolsas en los ojos
una excusa de sonrisa
o una sonrisa por excusa
uno nunca sabe muy bien por que
a esta altura
esa cosa llamada sonrisa aparece en medio de la cara
si es que todavía te queda una
cara que donde ponerla si es que todavía te queda
una cabeza
Iba llendo ese día al semi-internado donde me
revolvían el cerebro cuatro veces por semana
vi a los bomberos en el paso a nivel
El joven poeta habia olvidado de olvidarse de
las razones equivocadas
el tren estaba parado a unos cincuenta metros
pasando el cruce de peatones
y el joven poeta estaba esparcido aquí y allá
debajo y arriba
Escribía sonetos y poesía rimada
había sido premiado
mi ex-mujer tenía copias de esos poemas
yo los había leído y si los tuve en mi casa
ya no los tengo
no porque fueran muy malos
ni porque fueran muy buenos
poemas sobre limoneros
empezaba con limones y
terminaba con limoneros
me hacía acordar a Lorca
Lorca y Mariano terminaron
en una zanja por tratar de ser
hermosos
Caminé unas cuadras a la izquierda
crucé por el túnel que va por debajo de la
Estación Carranza
hice dos o tres cuadras hacia el sur
rodeé la escena de la tragedia solo para
defenderme de eso
porque yo ya estaba muy cerca también
volví hacia el nosocomio
hice mis preguntas
me respondieron algunas y algunas de esas
preguntas
esos hijos de puta psiquiatras hijos de una gran puta
todavía me las siguen cobrando
esos intrusos que una vez que entran en tu alma
te meten un dedo en el culo y lo dan vuelta
y hacen que te guste
El apellido era Newton
cara roja y ojos azules como el agua de la lluvia
en un cristal mugriento
edad no especificada, lejos de los treinta
panza residual el pelo revuelto
hijo de una buena familia
o había una familia adentro de ese buen hijo
vos y yo sabemos que los poetas nunca tienen
una buena familia
ni nacen en un mundo bueno
el mismo mundo que los pone en la cárcel
en un loquero
en un cuartucho de beneficencia
los locos, los putos, los comunistas
los pervertidos, los esmirriados asistentes
de los cines pornos y los puteríos
los nerds detrás de sus gafitas ensangrentadas
la enana de una sola pierna
la gorda que se sacaba solo dieces y que ahora
limpia oficinas cuando cae el sol en el
cementerio del distrito bursátil de Catalinas Sur
la chiquilla pálida que vendía dibujos a lápiz borroneados
en la noche de Balvanera con dos grados bajo cero
por cinco pesos y que nunca compré
la manera estoica y automática en que las putas gordas
y viejas de Plaza Miserere se paran contra las rejas
esperando a otro soñador estafado como ellas
alguien que pague por eso
los esnifantes de todo
los conocí a todos
los conocí a todos
algunos aún estan vivos pero esos son los menos
se esconden conmigo a la noche
algunos vienen a casa a tomar una cerveza
y los hago enojar porque estoy enojado conmigo mismo
(vuelven, porque son mis amigos)
y alguna vienen a dormir a mi cama
coge bien, ama intensamente, llora copiosamente
y la acaricio porque tiene el corazon de un rojo muy oscuro
se lava el pelo y a la noche duerme conmigo
con un ojo abierto y con el otro cerrado soñando
con pasos a niveles, nudos de horca, pastillas
flores de plástico, pañales sucios, drogas,
patios de escuela baldíos donde juegan
los hombres y mujeres convertidos prematuramente en ceniza
que espasma
helicopteros rojos, jirafas rociadas con napalm norteamericano
y la sonrisa de mamá que es como la cabeza cianótica cercenada
de un chimpancé con esa mueca perenne en la jeta
misiles que caen en solares de azufre en el corazón de la infancia
trompos yoyós muñecas con los ojos dados vueltas con
las tripas llenas de discos rayados imparables
y limones
muchos limones
muchos limones sin milanesas debajo para comer
solo limones
gordos y estúpidos limones entrando en tu boca y en
la mía
contra tus dientes y en contra de tus lágrimas
uno por uno llenándote de infierno
ahí en el papel
ahí en el papel
ahí en el papel
y es estúpido y triste y más triste y más estúpido que antes
antes que la primera vez que pensaste en ello
en la niebla feliz de la juventud
y te asalta este sentimiento alienígena a todo por lo
que peleabas y resistías, no?
Y cuidado conmigo
que estoy suelto
aún y te estoy
buscando a
vos.
Autor del texto y la imagen: Fernando Bocadillos
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