La Raíz que al olvido socava
Quiero decir la preñez forzada de ciertas mujeres,
años frescos bajo el peso de un cuerpo seco y viejo,
gemido de las presas.
Madres de las paradojales mixturas,
de todos los siglos ¡cautivas!
Hijas y hermanas, despojadas de niñez,
de todos los siglos ¡esclavas!
Esposas, novias, amantes territorios
y la conquista de todos los siglos.
Quiero decir sus prisiones, sus besos dados con asco, sus brazos meciendo bastardos.
Quiero decir la historia de sus piernas sin otro destino que el de asomar bajo unas faldas,
decir el pudor con que llevaron bajo el vestido muslos, sangre y críos.
Decir lo que a nadie han contado,
decir lo que ya han dicho, y gritárselo a los que dicen haberse olvidado.
Quiero decir sus sueños
desempolvarlos,
traerlos a mi pecho y que cicatrice el dolor que han disimulado.
Quiero oírlas chillar, perforando la clandestinidad que las ha hecho callar,
clandestinidad montada por los del nombre blanco,
o por los de más fuerza en los brazos,
o por los que siendo ignorantes fueron cómplices de tanto deseo enlutado.
¡quiero verlas zapatear sobre sus tumbas,
desenterrando recuerdos,
y la historia vedada!
Quiero oírlas cantar
oírlas
y caminar con ellas las orillas prohibidas,
siendo escuadrón de genealogías en maraña,
zarandeando en risa nuestras querencias y agonías.
Besarnos las manos y reconocer -como nadie puede hacerlo- el perfume de la esencia bruja impregnando nuestra piel y sus surcos.
Quiero decir lo largo de las andanzas que a unas las volvieron malas, a unas mujeres aniñadas, y a otras amordazadas.
Decir lo que no tuvieron de santas, usar las palabras que aquellos usaban para insultarlas y convertirlas en proclamas;
decir: ¡Aquí pasamos las indias, las taradas, aquí pasamos las putas, aquí pasamos las malvadas, las que no sirven para nada!
Que nos miren, en caravana festiva encendidas de burla o rabia.
Decir lo que tuvieron de víctimas, y que los culpables no puedan hacer otra cosa que bajar la cabeza, cuando al vernos pasar bailoteemos nuestras hazañas.
Quiero decir el desierto florecido,
la aridez inundada,
la raíz que al olvido socava.
Quiero decir sus nombres en la noche de la historia donde nadie las llama.
Autora: Nazarena Luz Jaramillo
El Texto conforma el libro Malezas, La Porfía Silvestre (2017)
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E-mail: nazarenaluzjaramillo@hotmail.com
Imagen de O. Guayasamim