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Arresto domiciliario


Imagen de René Magritte

Cuando sonó el timbre y vi por el ventanal al comisario y al Mingo sentado al lado con su cara de yo no fui, haciéndose el distraído, me imaginé enseguida lo que había pasado. Hacía pocos días había recibido una visita del comisario a propósito del Mingo.

Abrí la puerta al mejor estilo de mi perro y haciéndome yo también la distraída le pregunté:

_Comisario cómo está, ¿qué ha pasado?

_Estaba de vuelta en la plaza Sonia, corriendo todo lo que se mueve. Y ya te dije que no puede, que la cosa no está como antes…

_Sí, lo sé… pero como el Mingo es toda una institución en el barrio, todos los vecinos lo conocen y además está tan veterano…

_Todo lo que quieras Sonia pero no puedo seguir dejándolo pasar. Esto ya lo habíamos conversado. No me dejás otra opción, va a tener que cumplir con veinte días de arresto domiciliario y después salir con correa y…

Y ahí lo dejé de escuchar mirando al Mingo, que parecía estar entendiendo lo que el comisario decía, por la forma en que movía sus orejas, sobre todo en palabras como “arresto” y “correa” mientras se le iba poniendo cada vez más la cara de circunstancia.

Al principio se la pasó echado en el sillón, mirando desganado por el ventanal, aunque sin llegar a abandonarse a la dejadez total, se levantaba cada vez que sus necesidades apremiaban al patiecito.

El día tres cuando llegué de trabajar, me pareció verlo más animado, prestando otra atención al mirar hacia fuera. Tanto, que un poco me sorprendió, porque a decir verdad no había mucho para ver, más que pasto, árboles, pájaros y un poco de vereda a lo lejos. Era como si de repente hubiera pasado algo que lo mantenía interesado.

Fue hacia el séptimo día de encierro, que al levantarme para ir a trabajar, me pareció verlo más chiquito. Pensé que sería porque todavía estaba medio dormida… no es que se tratase de un perro de tamaño grande, pero sí mediano y ahora… claro, también estaba el hecho de que venía comiendo menos….

En ese momento se me pasó por la cabeza si no estaría haciendo una depresión debido a las circunstancias y a punto estuve de llamar al veterinario, pero al final decidí esperar porque parecía tratarse más de un tema de tamaño que de flacura. Además empecé a notar que comía con ganas las migas de pan o de galletas que se me caían al piso en el desayuno, por lo que deduje, no parecía tratarse de un caso de anorexia sino más bien de un cambio de hábito alimenticio.

Pero cuando el día trece, llegué y lo encontré dando saltos en el aire cada vez más altos, hasta llegar incluso a quedar un par de veces suspendido en el aire, ayudado por el movimiento de sus omóplatos, que parecían haberse salido hacia fuera y se movían como especies de hélices, no me quedaron más dudas de que el encierro había afectado su comportamiento, aunque seguía sin darme cuenta si era para preocuparme o no.

A tres días de levantarse el arresto, al llegar a casa, todo se aclaró.

Al abrir la puerta, el Mingo me esperaba del otro lado, con sus mismos ojos alegres, ahora de pajarito, y extendiendo sus alas remontó vuelo, mientras lo veía alejarse con los pájaros del jardín, rumbo a la plaza.

 

Autora: Gabriela Capparelli

Nací en Montevideo, Uruguay en el año 1968. Soy psicoanalista, en ejercicio clínico desde el año 1999. A lo largo de mi vida la escritura ha estado presente, de una manera u otra. Desde hace algunos años me vengo dedicando más intensamente a ella, o ella se ha venido dedicando más intensamente en mí, o cómo sea. He realizado talleres de escritura creativa. "Taller de creación literaria Pocitos Libros". Taller de creación literaria "El Rincón", perteneciente a la Asociación General de Autores del Uruguay (AGADU) Talleres de escritura creativa con el escritor Carlos Gómez. Mi primer publicación fue en la revista de psicoanálisis y cultura "TRAZAS" en su número sobre Literatura.

Trabajé sobre un cuento del escritor uruguayo Felisberto Hernández, "La viuda del balcón". Posteriormente publiqué en el libro colectivo "Pies de Lluvia" mi cuento, "La intrusa". En el año 2014 participé del concurso de cuentos cortos de la Asociación Uruguaya de Escritores, teniéndo la inmensa alegría de ganar el Primer Premio por mi cuento "Arresto Domiciliario". En el año 2016 comencé a publicar en dos grupos de Factbook: "Amantes de las letras sólo para locos" dónde he concursado y quedado en segundo lugar, por el microrelato "Certeza" y en tercer lugar, por el microrelato "Justicia". Y en el grupo " Ví luz y entré". Desde este año tengo mi blog personal "In VERO SIMIL" dónde publico mis creaciones literarias.

Imagen de René Magritte

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