Duro como el letrero apagado del cielo
Duro como el letrero apagado del cielo
Duro como un disparo en el destino,
como un sol duro
que borra con baba vaginal
las huellas de la certeza.
Duro el abismo de un cenicero vacío
en una mesa sola con la luna incendiada
en la ventana apenas entreabierta
a la existencia.
Duro
como la caída del primer hombre al mundo
duro como su primer día de clases...
Duro duro duro duro
Como el fondo de las cosas perpétuas...
Duro como un dios que corre en la sangre de la historia
Duro como las costillas de cristo en una parrilla cualquiera.
Duro como los labios fulgurantes de la muerte
Los labios
Que reflejan dianas
En las horas ociosas de la pantalla
Duro el humo del cigarrillo
Que suelta el amo en su mediodía
Duro el llanto eterno en los ojos de los perros
Cagado a palo por otro perro
Cagado a palo a su vez,
Por otro perro.
Duro como el asfalto líquido del porvenir
Duro el calor enfermo , vampiro
Que roe el alma
En el verano.
Sí. Duro.
Pero...
Una intuición.
Una presunción.
Un aroma.
De que yace adelante
Libre de horizonte
Libre de materia,
Algo.
Navega sobre una cabellera espumante
Danza como una camarera
Entre abominables pesadillas
Diurnas.
Entre hombres con formas mitológicas
Agazapados en la penumbra
Que olvidaron la luz en un recuerdo...
No es un ella...
No es un él...
Pero sé que flamea en su cabellera espumante
la noche como país,
y danza, prófugo de los calvarios,
el sueño de todos los seres.
Sé que danza...
Y que disipará todas las calamidades del mundo
Y que disipará todas las calamidades del mundo
Y que disipará todas las calamidades del mundo
Y que disipará todas las calamidades del mundo
Y que sólo veré su destello, finito casi invisible
Doblando esa esquina que jamás transitaré...
Autor: Federico Vecchio
Foto de Gabriel Piñeiro